Seminario Interplanteles Material UnidadUnoHUUno
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
MATERIAL DE APOYO PARA EL ALUMNO
HISTORIA UNIVERSAL MODERNA Y CONTEMPORÁNEA I
UNIDAD I
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA
HISTORIA
SEMINARIO INTERPLANTELES DE APOYO A HISTORIA UNIVERSAL MODERNA Y
CONTEMPORÁNEA I (RUBRO 3)
CICLO ESCOLAR 2003-2004
COORDINADORES: VÍCTOR DAVID JIMÉNEZ MÉNDEZ Y ROMÁN ARTURO SÁNCHEZ MORALES
INTEGRANTES: ISMAEL ANTONIO COLMENARES MAGUREGUI, JAIME HORACIO CRUZ CERVANTES,
ARTURO DELGADO GONZÁLEZ, MAXIMIANO ESPINA MIRANDA, MIGUEL ÁNGEL GALLO TIRADO,
JESÚS ANTONIO GARCÍA OLIVERA, ARACELI JIMÉNEZ REYES, JAIME LÓPEZ SÁNCHEZ, BERNABÉ
OCAMPO CASTRO, VÍCTOR EFRAÍN PERALTA TERRAZAS y RICARDO ANTONIO REYES JUÁREZ
agosto 2003
Material de Apoyo Historia Universal I
2
página
INDICE
UNIDAD I
1 Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número uno 6
Acerca del concepto de la historia.
2. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número dos 14
Ef trabajo de los historiadores. Algunas interpretaciones de la Historia.
3. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número tres 15
Los héroes
4. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número cuatro 17
La Historia como proceso
5. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cinco 23
La Historia como proceso
6. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número seis 24
La exp!icación en la Historia
7. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número siete 25
Función teórica y función social de la historia
8. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número ocho 27
Los diversos usos de la Historia
9. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número nueve 35
El placer de la historia
10. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número diez 38
Exodo y liberación
11. Eiercicios y sugerencias de aprendizaje número once 40
La crónica
12. Eiercícios y sugerencias de aprendizaje número doce 43
Los problemas de la periodización de la historia
UNIDAD II
13. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número trece 47
Los grandes períodos históricos
14. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número catorce 57
El modo de producción feudal
15. EjercIcios y sugerencias de aprendizaje número quince 61
Los tres ordenes
16. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número dieciseis 62
El ciudadano y la vida en la ciudad
17. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número diecisiete 67
La crisis de los siglos XIV y XV y el tránsito hacia el mundo moderno.
18. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número dieciocho 71
El legado de Erasmo
19. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número diecinueve 79
La reforma
20. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número veinte 83
De los principados civiles
21. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número veintiuno 84
Mercantilismo
22. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número veintidos 89
La acumulación originaria
23. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número veintitres 92
La expansión europea del siglo XVI
Historia Universal I Material de Apoyo
3
página
INDICE
UNIDAD III
24. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número veinticuatro 95
El comercio
25. EjercIcios y sugerencias de aprendizaje número veinticinco 97
Capitalismo comercial y acumulación
26. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número veintiseis 106
Con el capital el mundo se hizo redondo
27. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número veintisiete 112
La llamada acumulación originaria
28. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número veintiocho 117
La ilustración y la crisis del antiguo régimen
29. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número veintinueve 121
El despotismo ilustrado
30. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treinta 123
El parlamentarismo y las revoluciones inglesas
31. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaiuno 126
La primera experiencia: el nacimiento de los Estados Unidos
32. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaidos 129
El modelo de revolución política: la revolución francesa
33. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaitres 133
La vida rural
34. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número treintaicuatro 137
Desde los inicios de la revolución industrial
35. EjercIcios y sugerencias de aprendizaje número treintaicinco 139
¿Qué fué la revolución industrial?
Material de Apoyo Historia Universal I
4
página
36. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaiseis 141
Naturaleza y significado de la revolución industrial
37. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaisiete 145
Análisis socialista del capitalismo
38. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número treintaiocho 152
Liberalismo económico
39. Ejercicios y su gerencias de aprendizaje número treintainueve 156
El nacionalismo
40. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarenta 158
1848: Del triunfo de febrero a la derrrota de junio
41. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaiuno 160
La lucha por la unificación nacional de Alemania
42. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaidos 164
Los obreros ingleses y el maquinismo
43. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaitres 170
El desafío socialista al poder burgués
44. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaicuatro 182
Hispanoamérica a comienzos del siglo XIX
45. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaicinco 196
La Doctrina Monroe
46. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaiseis 204
Política y sociedad en América Latina Siglo XIX
47. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaisiete 207
El desarrollo industrial
48. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentaiocho 216
Desarrollo del capitalismo en Rusia
49. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuarentainueve 218
La llegada de la Compañia de las Indias Orientales
50. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cincuenta 222
La modernización y el Japón
51. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cincuentaiuno 226
La China humillada: la primera guerra del opio
52. Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cincuentaidos 229
El arte de aquellos años: un botón de muestra
ÍNDICE
UNIDAD IV
Historia Universal I Material de Apoyo
5
El presente Material de Apoyo para
el Alumno fue seleccionado por los
integrantes del Seminario
Interpíanteles Rubro Tres, para resolver
el reto que presenta la reforma a
los programas de Historia Universal,
por eso decidimos aprovechar el esfuerzo
realizado a lo largo de varios
años de trabajo del Seminario
Intitucional «Rubro II», para rescatar,
reodenar, añadir y editar el frabajo
realizado anteriormente, es por ello
que si bien nosotros somos los responsables
de esta selección, queremos
dejar constancia del esfuerzo de
otros profesores que anteriomente
trabajaron en dicho Seminario: : Ana
Isabel Cano Bonilla,Alberto Casillas
E, Moisés Gómez Rojas, Bernardino
Gutiérrez Romero, Dolores
Hernández Guerrero, Francisco
Marcelino Castañeda, Mana Rosa
Martínez Susano Fevee Montiel Espinosa,
Victor Manuel Sandoval
González y Elizabeth Santoyo de la
Vega.
PRESENTACIÓN
Material de Apoyo Historia Universal I
6
Aprendizajes
El alumno expresará una definición propia, sencilla y coherente de la Historia.
Contenidos temáticos
¿Qué es y para qué estudiar Historia?
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje, número uno
— Organizado el grupo en equipos puede realizar las actividades que se
proponen a continuación.
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto “Acerca del concepto de la Historia” y subraya con tinta negra aquellas
palabras que no conozcas su significado, con rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres
de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
— Vuelve a leer el texto y de acuerdo a tu análisis responde con tus propias palabras la
siguiente guía de lectura.
1.-¿Qué es la historia?
2.-Recorta y comenta tres noticias actuales.
3.- ¿Por qué afirmamos que la historia es una ciencia?
4.-Explica la diferencia que existe entre los conceptos Historia acontecer e Historia
ciencia.
5.-¿Qué diferencia hay entre hacer y escribir Historia?
6.- Menciona tres ciencias que auxilian a la historia.
7.- ¿Cuál es el sentido de la historia según Heródoto?
8.-Explica el significado de la frase “Acontecer objetivo de los pueblos.”
9.- ¿Quién hace la Historia?
10.- ¿Qué mueve la acción de los hombres?
11.- ¿Qué es una clase social?
Historia Universal I Material de Apoyo
7
¿A qué llamamos Historia? Entre la gente común y
corriente la palabra historia hace pensar en una
actividad aburrida, ligada al saber memorístico, lleno
de un listado de datos, nombres de reyes, guerras y
personajes que no nos dicen mucho y que no nos va a
servir; en medios escolares y familiares se rinde tributo
al mundo de las técnicas y del saber físico-matemático
en que vivimos, la historia es una asignatura aburrida
que debemos aprobar. “A veces el joven cree saber
que la historia es algo más que eso, que incluso puede
ser algo <
leído en revistas o visto en la televisión relatos de las
intrigas cortesanas de hace tres siglos, los amores
secretos de algún estadista.”1
Mas allá de este sentido que se le da a la Historia
podemos entender que etimológicamente, la palabra
historia implica indagación. Esta definición la
emplea Heródoto, historiador griego que escribe hacia
el siglo V antes de nuestra era su obra Nueve
libros de la historia. En ella dice: «Heródoto de Turios
presenta aquí los resultados de su indagación, a fin
de que el tiempo no borre el recuerdo de las acciones
humanas y de que las grandes y maravillosas hazañas
realizadas tanto por los griegos como por los
bárbaros no caigan en el olvido, y en particular, la
razón del conflicto que enfrentó a uno y otros». En
este párrafo se define el sentido de historia como indagación:
una investigación encaminada a preservar
la memoria de los hechos ocurridos y también conocer
las causas que explican los principales actos humanos.
Esta definición se consideró satisfactoria desde
el siglo V antes de Cristo hasta el siglo XVIII después
de Cristo.
Se ha pensado que la historia es un simple relato,
sin embargo estamos frente a una confusión muy
común sobre el uso del concepto «Historia». Se considera
que la Historia, «Es la ciencia que se encarga de
estudiar los hechos más importantes de la humanidad,
que han acontecido en el pasado». Parece una
respuesta correcta; sin embargo se confunden aquí
ACERCA DEL CONCEPTO DE LA HISTORIA
dos conceptos básicos, Historia como acontecer e Historia
como ciencia, entendemos por Historia al acontecer
objetivo de los pueblos, esto es, a los hechos
cotidianos, a la serie de sucesos que constituyen la
vida de los pueblos.
La Historia como ciencia se empezó a realizar
después de transcurrido un largo período de la humanidad,
cuando ésta fue capaz de escribir y reflexionar
sobre sus actos sociales; en cambio, la Historia como
acontecer ya existía desde que el hombre aparece sobre
la faz de la tierra, «La humanidad ha estado haciendo
Historia desde hace un millón de años o más
avanzando desde la condición de primate hasta la era
atómica. Pero en cambio, la ciencia de la Historia,
capaz de señalar las leyes que gobiernan nuestras actividades
colectivas a lo largo de las épocas, es una
adquisición relativamente reciente.»2
La Historia como acontecer, no solamente es el
pasado, no podemos considerar a la Historia como
algo muerto, ya que la realidad es un proceso vivo y
cambiante; no es lo dado, sino lo dándose, es todo lo
que el hombre ha hecho desde su aparición, todo lo
que hará mientras exista sobre la tierra.
Por eso, debemos ver el acontecer de los pueblos
como un proceso en construcción, no como pasado,
desligado de la problemática actual, ya que esto
nos podría orillar a una actitud fatalista sobre el papel
que el hombre juega en la construcción de su realidad.
Esto cuestiona también la utilidad de hacer ciencia de
la Historia, ¿para qué?
Al historiador lo que le interesa, no es el pasado
por sí mismo, sino su participación en la construcción
del futuro; «la función del historiador no es ni amar el
pasado ni emanciparse de él, sino dominarlo y comprenderlo
como clave para la comprensión del presente.
»3 . Lo que le permite a la historia dar un sentido a
la vida del hombre. No es que se pretenda cambiar el
pasado, lo que se busca es un mejor futuro, recuperar
José Alberto Casillas Echeverría
Bernabé Ocampo Castro
Román Arturo Sánchez Morales
Material de Apoyo Historia Universal I
8
el pasado es un elemento básico «porque la memoria
histórica es parte del proceso histórico de un pueblo,
porque lo primero va alimentando desde el pasado el
presente para buscar un mejor futuro en la vida de una
sociedad»4 .
Consideramos que la historia es una ciencia. Como
tal tiene un método, un objeto de investigación y sus
resultados son objetivos. Esta forma de la historia se
inicia de manera formal durante el siglo XIX y se sigue
desarrollando a lo largo del siglo XX.
“Sin embargo, desde la antigüedad, la
ciencia histórica, el recoger documentos
escritos y convertirlos en testimonios,
superó el límite del medio siglo o el siglo
alcanzado por los historiadores testigos
oculares y auditivos y por la transmisión
oral del pasado. La constitución de bibliotecas
y archivos suministró los materiales
de la historia. Fueron elaborados métodos
de crítica científica que otorgan a
la historia uno de sus aspectos de ciencia
en sentido técnico,(...) Sin embargo
no hay historia sin erudición. 5
La ciencia de la Historia examina, con curiosidad,
cómo se han realizado las distintas sociedades,
en las formas más diversas, podemos afirmar que su
campo es el pasado humano en su integridad, el estudio
de este pasado es tan complejo, tan inmenso,
que debe ser realizado de una manera muy cuidadosa.
La ciencia de la Historia tiene por objeto de estudio
al hombre «gran lección para nosotros, historiadores.
La historia es la ciencia del hombre. No lo olvidemos
nunca, ciencia del perpetuo cambio de las sociedades
humanas.»6 . Es la ciencia que busca la explicación
a los fenómenos sociales del presente; «debemos
admitir que toda historia está necesariamente
escrita desde el punto de vista del presente y constituye
(lo que es inevitable) no sólo la historia del presente,
sino también la historia de lo que el presente juzga
como importante.»7 .
“La historia como toda ciencia en formación,
se encontró con un montón de
materia prima con la que tenía que trabajar:
documentos —de archivos o no—,
testimonios, prensa, objetos de arte o útiles
de labranza. Sistematizándolos, clasificándolos,
comparándolos fue tomando
cuerpo la recomposición del pasado.
Pero se trataba de saber no solo cómo
ocurrió aquello, sino por qué ocurrió.
De la materia prima salió la historia como
objeto concreto. Partiendo de esa realidad,
el historiador ha ido creando el objeto
teórico de la historia, el que comprende
el aparato conceptual y las categorías
del pensar histórico, las relaciones entre
ellas. De ese entramado teórico surge una
metodología unos principios rigurosos que
hay que aplicar para comprobar la veracidad
o la inexactitud de las hipótesis que
se hacen; y de la metodología surgen las
reglas concretas de las técnicas de trabajo
del historiador que se aplican al manejo
de aquella materia prima. ”8
Hablamos ya de una actividad científica, de una
ciencia humana, que puede descubrir regularidades y
conexiones entre hechos sociales que se repiten. Tal
vez no sea una ciencia de certezas absolutas, pero si
de grandes probabilidades; como tantas otras ciencias
que se han ido construyendo.
La ciencia de la historia necesita de otras ciencias,
imprescindibles para el historiador, tales como la demografía,
la economía, la sociología, la ciencia política,
la geografía, la lingüística, la literatura, la estadística,
la paleografía (lectura de textos antiguos), la arqueología,
etcétera.
Uno de los problemas más discutidos en torno a la
historia, y que atañen a su carácter científico, es el de la
objetividad de su conocimiento.
La interpretación de los procesos históricos jamás
es neutral, jamás permanece al margen de la contienda;
«el historiador antes de ponerse a escribir historia
es producto de la historia.»9 El historiador es un
individuo como todos los demás, ubicado en cierta
sociedad, en determinada época, con tales o cuales
creencias religiosas, actitudes políticas y posturas ideológicas.
No se puede afirmar que esto sea sólo problema
o característica de la historia, «eso vale para los
matemáticas, los físicos, los biólogos...»10
En las obras históricas aparece una subjetividad
social y aunque es necesario reconocer que «el
punto de vista del proletariado no es, una garantía
suficiente del conocimiento de la verdad objetiva, pero
Historia Universal I Material de Apoyo
9
es el que ofrece la mayor posibilidad de acceso a esa
verdad, y eso se debe a que la verdad es para el proletariado
un medio de lucha, un arma indispensable para
la revolución. Las clases dominantes, la burguesía y
también los burócratas tienen necesidad de mentir para
mantener su poder, el proletariado revolucionario necesita
la verdad.»11
Las investigaciones históricas están condicionadas
también por su momento histórico, ya que cada
pueblo se ve en la necesidad de darle respuesta a los
problemas concretos que le aquejan, es en función de
sus necesidades presentes como la Historia recolecta
sistemáticamente, puesto que clasifica y agrupa los
hechos pasados, en este proceso de recolección, debe
seleccionar, puesto que es imposible que ante una inmensurable
cantidad de hechos, el historiador pretenda
abordarlo todo.
“Las condiciones en que trabaja el historiador
explican además por qué se plantea y se ha planteado
siempre el problema de la objetividad de lo histórico.
La toma de conciencia de la construcción del hecho
histórico, de la no inocencia del documento, lanzó una
luz cruda sobre los procesos de manipulación que se
manifiestan a todos los niveles de la constitución del
saber histórico. Pero esta constatación no debe desembocar
en un escepticismo de fondo a propósito de
la objetividad histórica y en un abandono de la noción
de verdad en la historia: al contrario, los continuos
progresos en el desenmascaramiento y la denuncia de
las mistificaciones y las falsificaciones de la historia
permiten ser relativamente óptimas al respecto.” 12
Existen dudas sobre la objetividad del conocimiento
histórico, prácticamente desde la Grecia clásica.
Citemos por ejemplo a Aristóteles, quien afirmaba
en una de sus obras, La Poética, que la poesía es
una empresa más filosófica y esforzada que la historia,
ya que la poesía trata sobre todo lo universal, mientras
que la historia trata de lo singular. Éste, sin embargo,
no es el único problema acerca de la objetividad,
ya que ésta parece empañarse más si se toma
en cuenta que los fenómenos singulares que comprenden
el proceso histórico constituyen una masa tan grande
que es imposible abarcarlos todos, lo que obliga,
según el filósofo francés René Descartes a cancelar
toda pretensión de fidelidad a la cosa misma, ya que
aún las más fieles historias, ante la gran masa de hechos
sin importancia, tienen que seleccionar los que
consideran más importantes; y esta selección hace que
lo retenido ya no aparezca como fue.
“De la inevitable parcialidad de la fuente
escrita, el buen investigador no sólo sabrá
obtener de ella valiosa información acerca
de los hechos sino también —lo que es tan
interesante como lo anterior— acerca de los
sentimientos e ideas de la época. Podrá
evaluar esta información de modo más fácil
y más acertado en cuanto tenga mayor conciencia
de la posición y de la forma de pensar
del autor del relato.
Ya se ha dicho que la localización de los
datos no es más que el primer paso del
trabajo del historiador. Después viene su
evaluación; ¿y podrá ser imparcial aquí el
estudioso? Muchos contestarán que sí. Sin
embargo, lo dicho para el origen del relato
vale también para su interpretación. No reaccionará
igual ante una información sobre
un acontecimiento una persona revolucionaria.
Quien pertenezca a una nación colonizadora
tendrá otra actitud frente a una
conquista que un miembro de un pueblo
oprimido.
Uno de los grandes problemas de las
ciencias sociales consiste en que el investigador
tiende, muchas veces en forma inconsciente,
a identificar sus puntos de vista
con la verdad demostrada. Esta actitud se
refuerza porque las opiniones básicas del
científico social no sólo provienen de su
pensamiento racional, consciente, sino que
se originan en gran parte en sus intereses
personales y en los del grupo social del que
forma parte. Así, en una forma elemental
puede decirse que los miembros de una clase
dominante, rica, tenderán a considerar
que el orden existente es eterno y bueno; o
posiblemente piensen que siempre ha habido
ricos y pobres, gobernantes y dominados,
de lo que se deriva de hecho, lo mismo
que en el caso anterior, la conclusión de
que ya que siempre ha sido así y así será
siempre, lo más conveniente, es decir, lo
bueno, es que no haya cambio. A su vez,
se dará la situación opuesta en las clases
Material de Apoyo Historia Universal I
10
pobres, sujetas: tenderán a considerar que
el mundo cambia y que también su suerte
puede o debe modificarse.
En resumen todo investigador, a menos
que reaccione conscientemente contra esta
inclinación, tiende a identificar los conceptos
y las normas de su clase, expresados
muchas veces en forma sutil y casi imperceptible,
con las bases permanentes de la
sociedad misma.
Esto influye, ciertamente, no sólo en las
ciencias sociales sino en absolutamente
todo el pensamiento humano. Pero su importancia
es mucho mayor, por razón evidente,
en el estudio de la sociedad(...)las
leyes acerca del comportamiento social, en
cambio, son convenientes para unos y perjudiciales
para otros, y resulta de ahí que
los primeros buscarán y favorecerán su
descubrimiento y divulgación, mientras que
los segundos los combatirán.
(...) El Historiador, ciertamente, no puede
ser imparcial; pero esto no le impide ver
y analizarlos. Esto le será tanto más fácil
cuanto más conciente sea de su parcialidad.
Ciertamente tampoco es nada fácil enfocar
con objetividad los hechos humanos.
Ello requiere que el investigador examine
con atención todos los elementos que intervienen
en el fenómeno que estudia. Al hacerlo
y sobre todo al evaluar sus
implicaciones políticas y sociales, deberá
siempre tener presente que la base de toda
interpretación seria es el conocimiento de
los hechos; sobre todo, le interesarán aquellos
datos que parezcan contradecir sus opiniones
previas. Los revisará con cuidado para
ver si le resulta necesario modificar las interpretaciones
anteriores, o si los hechos
nuevos las confirman. Esto no es más, por
cierto, que el procedimiento normal en toda
ciencia, de investigación, interpretación y depuración.
Al exponer los resultados de su labor, el
estudioso deberá cuidar siempre de no presentar
sus hipótesis y opiniones como hechos
comprobados. La exposición clara de
la argumentación que fundamenta las interpretaciones
es indispensable para su comprobación
y argumentación.
Así, paso a paso, el investigador podrá
llegar a la obtención de un conocimiento
objetivo de hechos períodos y cambios históricos,
y de sus tendencias generales, de
sus leyes ( las que también pueden ser de
carácter general o sólo de algunas épocas
). Ciertamente, como en todas las ciencias,
los límites de este conocimiento pueden
ampliarse constantemente, y con ello también
puede haber nuevas y nuevas interpretaciones.
Pero una explicación que abarque
en forma coherente un grupo de hechos comprobados
no dejará nunca de ser verdadera,
por lo menos en el campo concreto al
que se refiere.
La comprobación de esta verdad estará
también, como en el caso de toda verdad
científica, en la práctica. En el caso de la
historia no se tratará de la práctica experimental,
pero si puede ser la aplicación de la
interpretación histórica a otros hechos similares,
de cuyo examen se desprenderá la
ratificación, la rectificación o —será lo más
frecuente— la modificación parcial de la hipótesis.
Como síntesis puede decirse que el historiador,
en lo individual o en el trabajo de
equipo, con la ayuda de ciencias relacionadas,
establece los datos mediante la utilización
crítica de los materiales que le proporcionan
las fuentes; los analiza y los interpreta,
hasta llegar a obtener una comprensión,
lo más amplia y profunda posible, del
objeto de su estudio. Al mismo tiempo, llegará
al establecimiento de leyes históricas
parciales o generales. Todo este conocimiento
se somete a la comprobación constante
del examen de los hechos y constituye, en
forma cada vez más amplia, una verdad
objetiva acerca del pasado y del desarrollo
de la humanidad.”13
Contra la objetividad de la historia se han utilizado
uno o varios de los argumentos siguientes:
Historia Universal I Material de Apoyo
11
1.- Al historiador le está vedada la observación directa
de su objeto de investigación, pues éste ya es el
pasado. Por eso mismo sólo hay posibilidad de interpretaciones
conformadas por documentación fragmentaria,
los testimonios sesgados y los prejuicios ideológicos de
aquellos que compilaron la información. Buena parte de
estos argumentos provienen de pensadores que desconocen
la complejidad del trabajo del historiador, ya que
éste no sólo investiga en las fuentes, sino que las somete
a un proceso científico de crítica para verificar su autenticidad.
Además el buen historiador no se conforma con
una o dos versiones, sino que confronta varias entre sí y
aún con otros aspectos.
2.- Otro argumento contra la objetividad de la historia
es aquel que plantea que el subjetivismo es inherente
al uso de criterios selectivos por parte del historiador.
Es decir, la selección de los hechos que estudia y que los
hace a un lado, es una decisión personal, por tanto, subjetiva.
Sin embargo este no es un problema solo del historiador,
sino de cualquier científico.
3.- Se argumenta también que una vez contando
con las fuentes, y cuando el historiador trata de establecer
las relaciones entre los datos aislados, se abandona
el terreno “objetivo” de la historia. Es decir, las relaciones
que según el historiador existen entre los fenómenos son
creación suya. Con este planteamiento se achaca a la
historia un problema que es real, pero que tampoco es
exclusivo de ésta, sino común a todas las ciencias, pues
¿no buscan todas plantear teóricamente las relaciones
entre los hechos?
4.- El historiador, por ser un individuo como todos
los demás, se ubica en cierta sociedad, en determinada
época y tiene sus propias creencias religiosas, filosóficas,
políticas, sus propias aspiraciones; además, pertenece a
cierta clase social. Por lo tanto, se dice, el historiador no
puede ser objetivo, ya que todos los aspectos mencionados
influyen en su visión de la propia historia. Pero éstas
no son ideas propias de la ciencia, sino del sentido común,
son las “opiniones” que puede tener cualquier persona.
El historiador, cuando escribe historia, tiene que
pensar científicamente y por lo tanto, desterrar, en lo posible,
las opiniones del “sentido común”, exactamente
como lo hace cualquier científico.
5.- Se dice también que el historiador no puede
estudiar el pasado, puesto que juzga con las ideas del
presente. Sin embargo, uno de los tantos logros de la
historia científica ha sido el de poder reconstruir a veces
admirablemente, el ambiente político, económico e intelectual
del pasado, llegar a pensar como pensaban los
hombres del pasado.
6.- También se argumenta que el proceso histórico
es tan complejo, que necesariamente todas las versiones
serán parciales en un doble sentido: porque sólo toman
uno o varios aspectos de la realidad (jurídicos, políticos,
culturales, etc.) y porque al usar fuentes más o menos
diversas y teorías distintas o contrapuestas, las conclusiones
serán diferentes. Aquí hay que aclarar que hacer
hincapié en algún aspecto, y por tanto en un fragmento
de la realidad no significa falta de objetividad, puesto
que lo interpretado puede ser correcto. Por otro lado, hay
una serie de acuerdos acerca del método de historiar,
que se respetan independientemente de la teoría del
historiador. Por ejemplo, verificar y criticar las fuentes. Así
pues, el historiador no necesariamente está equivocado
por practicar cierta teoría. La objetividad del conocimiento
tiene que ver con la lógica de la explicación, no con la
índole de las demás formas del discurso.
7.- El historiador toma partido, es parcial, y por lo
tanto no es objetivo. Este es uno de los argumentos más
frecuentes contra la objetividad de la historia. Y sin embargo
carece de legitimidad. En primer lugar es imposible
para el historiador sustraerse, olvidar sus propias convicciones
teóricas. Pero si sigue un método riguroso, no está
faltando a la verdad científica. Recuérdese que lo opuesto
a parcialidad es imparcialidad, mas no objetividad. 14
¿Quién hace la historia?, para algunos puede resultar
inútil esta pregunta, la fuerza de la costumbre nos ha llevado a
aceptar la idea de que son los héroes los que hacen la historia,
los grandes personajes. Para algunos el problema reside en
el hecho de lograr establecer si son héroes o son villanos, la
historia de nuestro país se relata en esos términos, Hidalgo,
Juárez, Porfirio Díaz, Madero o Zapata; afortunadamente, mas
allá de la historia Patria y de las fiestas cívicas, más allá de la
“historia de Bronce”, hoy es claramente aceptado que es el
hombre, todos los hombres, cada uno con compromisos y
responsabilidades diferentes el protagonista de la historia,
el hombre entendido como sujeto social
Otro problema que ya asoma es el del respectivo
papel del individuo y la masa, podemos afirmar que
el individuo como ente aislado, no existe, que todo
sujeto es una síntesis histórica y social de su tiempo.
Para entender su actuación se habla de grupos, de clases
sociales e incluso de estamentos.
“Hay pues un tejido social a través del
cual realiza el hombre su protagonismo
en la historia. El hombre actúa en tanto
Material de Apoyo Historia Universal I
12
que grupo social, y también a ese mismo
nivel se operan sus tomas de conciencia;
ese grupo social puede ser –—tomando
una clasificación de García-Pelayo—; una
organización; cuando está estructurado
por una racionalidad previa y con un objetivo
fijado o una ordenación, cuando no
hay planteamiento ni modelos previos.
(...)Resumiendo: la historia social, de
acuerdo con cualquiera de los enfoques
antes citados, será siempre también historia
global o total, ya que hincará necesariamente
sus raíces en la economía y
en la demografía, y nunca podrá eludir el
estudio de las ideologías y de las mentalidades,
cuyo fundamento es sobre todo
social. Habida cuenta de estas características,
Pierre.Vilar ha podido señalar que
entre los objetivos principales de la historia
social está el de saber cómo los ricos
se hacen cada vez más ricos y por qué
los pobres, más pobres («enriquecimiento
y empobrecimiento deben ser los problemas
capitales de la historia social»);
la parte que cada cual obtiene de la producción,
el mecanismo de acumulación,
es para este historiador marxista el hecho
socio histórico más significativo.
Ahora bien, la historia social no se realiza
por completo basta investigar la expresión
orgánica de las clases y otros grupos
sociales (partidos, sindicatos, etc.). y
las mentalidades que caracterizan a cada
grupo social. Así. la historia social ha nacido
para superar la tosquedad del estudio
de simples niveles económicos y político-
institucionales; lo histórico es algo
más complejo, y el factor económico no
repercute directamente en la conciencia
y en el, comportamiento de los hombres,
sino a través de una toma de conciencia
que se opera en el grupo social. sobre
todo en la clase, pero también en la categoría
social, y dentro de ella, en cada
generación, sexo, etcétera,
La zona estructural de la historia comprende
el estudio de clases sociales. fracciones
de clase, etc. Llamamos clase social
a la manera objetiva de agruparse los
hombres según el puesto que tienen en
las relaciones de producción y en la organización
social del trabajo. Esos son los
elementos sustantivos, a los que se añaden
otros, adjetivos, como son el modo
de percibir cada una su parte de la renta
nacional y la cuantía de esa parte (renta
personal o ingreso). Otros rasgos, como
son los usos sociales, la educación, el
prestigio. etc., aunque pueden coincidir
en una misma clase social, pueden también
diferir, y son más bien definitorios
de lo que llamamos categorías sociales.
Las clases se dividen en fracciones
según la función y el sector que ocupan
dentro de una misma clase en las relaciones
de producción: por ejemplo, burguesía
agraria y burguesía industrial; obreros
fabriles y obreros agrícolas. En cuanto
a la categoría social, agrupa a los hombres,
bien por razones profesionales, bien
por la función que ejercen, o por la relevancia
social que llegan a desempeñar
por ejemplo: la alta burocracia. Algunas
categorías sociales son vestigios de otra
época; es el caso de la nobleza en la historia
contemporánea, forma residual de
la sociedad estamental desaparecida.
Todos los grupos señalados pertenecen
al sector estructural de una formación
socia!. existen independientemente
de la voluntad de sus miembros y no obedecen
a un proceso de racionalización (en
ella entra también la familia). El otro sector
es el de las organizaciones, emanación
racionalizada de los grupos del primer
sector y que dependen de la voluntad
de sus miembros.”15
Historia Universal I Material de Apoyo
13
1. Manuel Tuñon de Lara, Por qué la historia, p. 4.
2. George Novack, Para comprender la historia, p. 15.
3. Edward H. Carr, ¿Qué es la historia? p. 34.
4. Rafael Pérez Taylor, Las fuentes orales en la investigación histórica, p. 13.
5. Jacques Le Goff, Pensar la historia, p. 10-11.
6. Lucien Febvre, Combates por la historia, p. 55.
7. Adam Schaff, Historia y verdad, p. 138.
8. Manuel Tuñon de Lara, Por qué la historia, p 8 y 9.
9. Edward H Carr, Op cit. p. 53.
10. Lucien Febvre, Op cit. p. 87.
11. Michel Lowy, et. al. Sobre el método marxista. p. 45. Adam Schaff, Op cit. p. 75.
12. Jacques Le Goff, Op cit. p. 12-13.
13. Juan Brom, Para comprender la historia, p. 39-43.
14. Estas ideas, y en general las siguientes están tomadas de Carlos Pereyra. “La
objetividad del conocimiento histórico.”, en Teoría. Anuario de Filosofía.
1981-1987. Año 2, Núm. 2. Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Filosofía.
UNAM. 1985. pp.267-280.
15. Manuel Tuñon de Lara, Por qué la historia, páginas 34 y 35.
NOTAS
Material de Apoyo Historia Universal I
14
Aprendizajes
El alumno conocerá que hay distintaswformas de interpretar el acontecer en la sociedad y algunos
conceptos fundamentales de la Historia.
Contenidos
El trabajo de los historiadores. Algunas interpretaciones de la Historia
EL TRABAJO DE LOS HISTORIADORES.
ALGUNAS INTERPRETACIONES DE LA
HISTORIA
A.- “San Agustín vio la historia desde el punto de vista del cristiano primitivo; Tillamont, desde
el de un francés del siglo XVII; Gibbon, desde el de un inglés del siglo XVIII; Mommsen desde
el de un alemán del siglo XIX; a nada conduce preguntarse cuál era el punto de vista adecuado.
Cada uno de ellos era el único posible para el que lo adoptó”. R.G. Collingwood.
B.- “Suponed cien especialistas repartiéndose, en lotes, el pasado de Francia. ¿Creéis que al fin
hubieran hecho la historia de Francia? Lo dudo mucho. Les faltaría, por lo menos, la
vinculación de los hechos, y esta vinculación es también una verdad histórica”. Foustel de
Coluanges.
C.- “Y nadie consiguió jamás, prácticamente, relatar, por adecuación de causas y efectos, un
pasaje cualquiera de historia, sino que pudo, añadir el relato construido con diverso método, o
sea con el espontáneo y propio de la historia, la impropia terminología causal para hacer
alarde de cientificismo” Benedetto Croce.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número dos
— Organizado el grupo en equipos puede realizar las actividades que se proponen a continuación.
I.- Lectura y análisis
1.- Además de leer los siguientes textos, señalen las palabras que no conozcan y busquen su significado en un
diccionario
2.- A continuación te damos algunos casos de investigación histórica o de textos históricos. Tomando en cuenta
los problemas sobre la objetividad planteados en los siete párrafos anteriores, anoten a la derecha de cada
ejemplo, el número de problema que le corresponde, y escriban en un párrafo por qué lo ubican ahí.
3.- Casos de investigación o de textos históricos:
Historia Universal I Material de Apoyo
15
LOS HÉROES
Thomas Carlyle
Nos hemos propuesto tratar aquí, en corto espacio de
tiempo, de los Grandes Hombres, su modo de presentarse
en el tráfago del mundo, cómo se han configurado a sí
mismos en nuestra historia, qué ideas se han formado los
hombres acerca de ellos, cuál ha sido su obra: nos
referimos, pues, a los Héroes, a la acogida de que han sido
objeto y a lo que han realizado; a lo que yo llamo el culto
de los Héroes y lo Heroico en el trato humano. Con harta
evidencia se verá que el asunto es muy vasto; en realidad
ilimitable; dilatado como la misma Historia Universal.
Porque, a mi entender, la Historia Universal, la historia de
lo que los hombres han realizado en este mundo es, en lo
esencial, la historia de los Grandes Hombres que han
actuado en él. Estos grandes son los Conductores de
hombres; los modeladores, los ejemplares y, en lato
sentido, los creadores de todo cuanto el común de las
gentes se han propuesto hacer o lograr; todo lo que vemos
persistir de lo realizado en el mundo, es propiamente el
resultado material exterior, la realización práctica y
corpórea de los Pensamientos que residieron en los
Grandes Hombres enviados al mundo el alma de toda la
historia del mundo, podemos decirlo con toda razón, ha
sido la historia de estos hombres.
Tomado de: Thomas Carlyle Los héroes.
Barcelona, Ediciones Orbis, 1985, p. 31.
Tomado de José Ortega y Gasset, El tema
de nuestro tiempo. Madrid. Edit. Espasa
Calpe. 1975. TÍtulo adaptado al texto.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número Tres
— Organizado el grupo en equipos puede realizar las actividades que se proponen a continuación.
I.- Lectura y análisis
— Lee uno de los siguientes textos “Los héroes, La idea de las generaciones” o “Preguntas de un obrero que lee”
y subraya con tinta negra aquellas palabras que no conozcas su significado, con rojo el párrafo ( o párrafos)
que consideres de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
— Vuelve a leer el texto y de acuerdo a tu análisis responde con tus propias palabras la siguiente guía de
lectura.
1.- ¿Cuál es el sujeto de la historia?
2.- ¿Están de acuerdo con las argumentaciones del autor?
Aprendizajes
El alumno conocerá que hay distintaswformas de interpretar el acontecer en la sociedad y algunos
conceptos fundamentales de la Historia.
Contenidos
El trabajo de los historiadores. Algunas interpretaciones de la Historia
LA IDEA DE LAS GENERACIONES
José Ortega y Gasset
Las variaciones de la sensibilidad vital que son decisivas
en la historia se presentan bajo la forma de generación.
Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni
simplemente una masa: es como un nuevo cuerpo social
íntegro, con su minoría selecta y su muchedumbre, que ha
sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una
trayectoria vital determinada. La generación, compromiso
dinámico entre masa e individuo, es el concepto más
importante de la historia, y, por decirlo así, el gozne sobre
que ésta ejecuta sus movimientos.
Una generación es una variedad humana, en el
sentido riguroso que dan a este término los naturalistas.
Los miembros de ella vienen al mundo dotados de ciertos
caracteres típicos, que les prestan una fisonomía común,
diferenciándolos de la generación anterior. Dentro de ese
marco de identidad pueden ser los individuos del más
diverso temple, hasta el punto de que, habiendo de vivir
los unos junto a los otros, a fuer de contemporáneos se
sienten a veces como antagon¡stas. Pero bajo la más
violenta contraposición de los pros y los antí descubre
fácilmente la mirada una común filigrana. Unos y otros
son hombres de su tiempo, y por mucho que se diferencien
se parecen más todavía. El reaccionario y el revolucionario
del siglo XIX son mucho más afines entre si que cualquiera
de ellos con cualquiera de nosotros. Y es que, blancos o
negros, pertenecen a una misma especie y en nosotros,
negros o blancos, se inicia otra distinta.
Material de Apoyo Historia Universal I
16
PREGUNTAS DE UN OBRERO QUE LEE
Bertoldt Brecht
¿Quién construyó Tebas la de las siete puertas?
En los libros se mencionan los nombres de los reyes.
¿Acaso los reyes acarrearon las piedras?
Y Babilonia, tantas veces destruida,
¿quién la reconstruyó otras tantas?
¿En qué casas de Lima,
la resplandeciente de oro,
vivían los albañiles?
¿A dónde fueron sus constructores
la noche que terminaron la Muralla China?
Roma la magna está llena de arcos del triunfo
¿Quién los construyó?
¿A quién vencieron los Césares?.
Bizancio, tan loada,
¿acaso sólo tenía palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida,
la noche que fue devorada por el mar,
Los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
Cesar venció a los galos;
¿no lo acompañaba siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota.
¿Nadie más lloraría?
Federico Segundo venció en la Guerra de Siete Años.
¿Quién más venció?
Cada página una victoria.
¿Quién guisó el banquete del triunfo?
Cada década un gran personaje.
¿Quién pagaba los gastos?
Tantos informes, Tantas preguntas.
Tomado de Bertoldt Brecht “Preguntas de un obrero
que lee”. En Cuéllar Salinas, Raúl, et. al. De
Espartaco al ché y de Nerón a Nixon. Lecturas
de Historia Universal. México. Edit. Pueblo Nuevo.
1973. p. 15.
— Después de haber leído los textos del tema 1.1.,
escribe el significado de los conceptos, con tus propias
palabras.
HISTORIA
CIENCIA
FUENTE
HISTORICA
MITOLOGÍA
NARRACIÓN
OBJETIVIDAD
PROCESO
CONCEPTO SIGNIFICADO
Historia Universal I Material de Apoyo
17
En esta parte del curso de Historia se pretende que
reflexiones sobre algunos de los problemas teóricos
de la historia, que se han ido presentando a lo largo
de los siglos en que la humanidad ha ido construyendo
esta ciencia social, el modo de enfocarla es uno de
sus principales problemas, durante algún tiempo se le
dio enorme importancia al hecho, se llegó a considerar
que lo fundamental era establecer el hecho, y que
la mayor cantidad de fuentes es lo que le daban solidez
y cientificidad a la ciencia, sin embargo esta historia
preocupada por el evento perdía de vista la relación
que cualquier hecho tiene con su contexto y con
sus antecedentes, aquí ha ido evolucionando la idea
de que la historia debe ser una historia total, en dos
sentidos; abarcando por una parte todos los aspectos
de la realidad una historia total a partir de datos concretos
que definan la evolución de la sociedad, y en
otro sentido comprender a cada evento como parte de
un contexto para evitar que carezca de sentido. La
historia no son sólo datos de lugares, personajes y
fechas, sino relación de todos estos eventos como parte
de un proceso. Sostiene Henri Pirenne que: “El objeto
de estudio de los historiadores es el desarrollo de las
sociedades humanas en el espacio y en el tiempo.”16
Cuando afirmamos que la historia debe ser entendida
como proceso o como realidad en desarrollo,
pretendemos evitar la adoración del hecho —del evento
dirían los franceses al referirse a la historia positivista
como el texto de C. V. Langlois y C Seignobos,
Introduction aux études historiques,— o del fenómeno
aislado, éste no tiene sentido si se le separa de
todo el proceso en el que está enmarcado.
Efectivamente, podemos reconocer que los hechos
históricos no se dan por que sí, responden a una
lógica interna de las sociedades, que sólo a la luz de
la revisión de todo el proceso se puede comprender.
Uno de los principales problemas de la historia
es su necesidad de acudir a los antecedentes; situar,
fechar para poder explicar el acontecer histórico, el
historiador Pierre Vilar se refiere a ello bajo el concepto
“pensar históricamente”.
“...¡Pensar fuera de la historia me resultaría
tan imposible como debe parecerle
a un pez vivir fuera del agua! (...) querer
pensar la sociedad, es decir su naturaleza,
y pretender disertar sobre ello, exige
una continua referencia a las dimensiones
temporales. Tiempo de las galaxias
y tiempo de las glaciaciones, tiempo de
los mundos humanos cerrados y tiempo
de las relaciones generalizadas, tiempo
del arado y tiempo del tractor, tiempo de
Aprendizajes
El alumno conocerá que hay distintaswformas de interpretar el acontecer en la sociedad y algunos
conceptos fundamentales de la Historia.
Contenidos
El acontecer en la sociedad como totalidad y como proceso. Sujeto, tiempo y espacio.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número cuatro
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto “La historia como proceso” y subraya con tinta negra aquellas palabras que no conozcas
su significado, con rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
LA HISTORIA COMO PROCESO
José Alberto Casillas Echeverría
Bernabé Ocampo Castro
Román Arturo Sánchez Morales
Material de Apoyo Historia Universal I
18
la diligencia y tiempo del avión supersónico,
tiempo de la esclavitud y tiempo del
asalariado, tiempo de los clanes y tiempo
de los imperios, tiempo de las lanzas
y tiempo del submarino atómico, cualquier
análisis que se encierre en la lógica de
uno de esos tiempos o que les atribuya
una lógica común, corre el peligro
de extraviarse y de confundirnos.
Hay que añadir, además, que esas
temporalidades no afectan por igual ni al
mismo tiempo a todos los espacios terrestres
ni a todas las masas humanas.
«Pensar históricamente» —y tanto peor
si ello significa caer en el “’historicismo—
implica situar, medir, fechar, sin cesar. En
la medida de lo posible, —claro está.
Pues nada es más necesario para un saber,
que tener conciencia de sus límites.”17
En este mismo sentido, Luis Villoro sostiene que
el historiador debe explicar el presente acudiendo a
sus antecedentes.
El historiador, al examinar su presente,
suele plantearle preguntas concretas.
Trata de explicar tal o cual característica
de su situación que le importa especialmente,
porque su comprensión permitirá
orientar la vida en la realización de un
propósito concreto. Entonces, al interés
general por conocer se añade un interés
particular que depende de la situación
concreta del historiador. Es cierto que ese
interés particular puede quedar
inexpresado, oculto detrás de la obra; es
cierto también que a menudo puede permanecer
inconsciente para el historiador,
asunto de psicología, al margen de los
métodos históricos empleados; pero aunque
no esté dicho, se muestra en las preguntas
—explícitas o tácitas— que presiden
la obra histórica. Así, el intento por
explicar nuestro presente no puede menos
de estar motivado por un querer relacionado
con ese presente. Benedetto
Croce describía así la historia: «el acto
de comprender y entender inducido por
los requerimientos de la vida práctica».
En efecto, la historia nace de necesidades
de la situación actual, que incitan a
comprender el pasado por motivos prácticos.
Si nos fijamos en esta relación presente—
pasado veremos cómo son intereses
particulares del historiador, que se
originan en su coyuntura histórica concreta,
los que suelen moverlo a buscar ciertos
antecedentes, de preferencia a
otros.”18
Continuemos con el ejemplo anterior para ilustrar
estas afirmaciones, partamos de un hecho que
cualquier persona puede constatar, en México celebramos
el aniversario del inicio de la Independencia el
15 y 16 de septiembre, el 15 el tradicional grito a los
héroes y el 16 la celebración, incluida una marcha militar,
se pone énfasis en Miguel Hidalgo como el principal
héroe, “Padre de la Patria”, ¿siempre fue así,
esto corresponde a la verdad histórica, acaso no tendríamos
que celebrar a Iturbide el 28 de septiembre en
que se firmó el Acta Constitutiva de la Independencia?
Veamos la explicación que nos aporta Edmundo
O’Gorman.
“En la historia de la Independencia, surge
la imagen del «Padre de la patria». Como
era una patria reciente, necesitaba tener
un padre. Entonces, hay toda una lucha,
una especie de competencia por ver quién
va a ser el padre de la patria. Esto dependía
mucho de la posición política, pues
cuando México finalmente se establece,
se hace historia en el país en dos grandes
corrientes, la conservadora y la liberal.
Se da toda una lucha entre estos dos
«padres», por un lado Hidalgo y por el
otro Iturbide, parecida a una carrera de
caballos donde va ganando uno y luego
el otro.
Finalmente Hidalgo es el que adquiere
la «paternidad «de la patria.
—En un momento dado se escoge a
Hidalgo y en otro momento a Iturbide.
¿Por qué a Iturbide? Pues por el Plan de
Iguala que es el que libera a México de
España oficialmente y a Hidalgo porque
es el que inicia el movimiento de indeHistoria
Universal I Material de Apoyo
19
pendencia. De estos dos candidatos para
la «paternidad», a la larga, sí, triunfa el
cura Hidalgo, es un triunfo que va de
acuerdo, digamos, con el triunfo del sentir
liberal de la historia. Hidalgo es el héroe
de los liberales, en cambio, Iturbide
es el héroe de los conservadores.19
Hidalgo triunfa en esta competencia
porque tiene los méritos. Eso se ve muy
bonito en la iconografía del personaje. Hay
un retrato de Hidalgo de un pintor de su
tiempo, en donde se ve como un hombre
fuerte y mocetón. Hidalgo era un hombre
que andaba por toda la República sin
mucho plan, asesinando españoles. Pero
esa imagen de Hidalgo es muy distinta a
la del héroe y benemérito que conocemos.
Hidalgo no era un hombre viejo
cuando lo mataron, pero acaba siéndolo.
¿Por qué? Porque un padre tiene que ser
un viejito y porque era un gobierno de viejitos
el que lo elevó a la paternidad. Es
bonita la historia ¿no?
En el monumento a la Independencia,
si ustedes lo ven con cuidado —que nadie
lo ve porque hay mucho tráfico y nadie
se para a ver la columna—, Iturbide
está en uno de los anillos. Lo que pasa
es que no se ve bien. La columna de la
independencia es el altar de Hidalgo, y
ahí está con la bandera, como un santo,
como San Ignacio.”20
El historicismo entiende a la actividad de análisis
histórico centrada en los hechos, el siglo XIX es
una época dedicada a los hechos. “Cuando Ranke, en
el cuarto decenio del siglo, apuntaba, en legítima protesta
contra la historia moralizadora, que la tarea del
historiador era «sólo mostrar lo que realmente aconteció
(wie es eigetlich gewesen)», este no muy profundo
aforismo tuvo un éxito asombroso.”21
En respuesta a esta posición, el marxismo y la
Escuela de los Annales, responden con los conceptos
“Totalidad” e “Historia Total o Global”.
Para el marxismo, se parte del concepto de totalidad
que nos permite ubicar el proceso histórico como
algo cambiante y nos permite entender que «cualquier
acontecimiento histórico es producto de la convergencia
de factores varios de índole diversa.»22 . No es el
individuo sino la sociedad, las relaciones sociales entre
los hombres y las modalidades de su cambio,»23 lo
que le importa a la historia. Al abordar los estudios
históricos en su nivel más particular, en el estudio de
la realidad concreta, desde la perspectiva del Materialismo
Histórico, debemos aspirar a «comprender los
mecanismos que explican las concordancias y discordancias
existentes entre los distintos niveles de una
sociedad dada, queremos tener de ésta, una imagen
tan integrada y global como sea posible.»24 . Es necesario
adquirir desde la perspectiva de la totalidad una
idea integral de lo que ha orientado los procesos, no
saber los detalles de todo lo que ha pasado, sino explicar
todo lo que sea necesario explicar, no de manera
aislada sino en el contexto totalizador en el que
sucedió, «no se debe aislar un fenómeno social de su
contexto.»25 ., pues en una totalidad, cierta relación
liga las partes y las hace pertenecer así a un conjunto.
«Marx concibió lo histórico como una totalidad dinámica,
hizo de la investigación de los hechos concretos la
base de todo punto de partida riguroso del conocimiento,
y de la teoría el instrumento indispensable para
penetrar con profundidad y coherencia en la realidad
histórica.»26 .
“Los estudios históricos realizados por los
fundadores del marxismo y confirmados por
las investigaciones posteriores, han mostrado
cinco formaciones sociales en la historia,
que en sus formas «puras», son modelos
teóricos de las relaciones más complejas
que en realidad existen. Su complejidad
se debe al proceso constante, que es la causa
de que, dentro de una formación dada,
desaparezcan elementos de la formación
anterior y empiecen a aparecer elementos
de la nueva. Para facilitar la comprensión
de ese dinamismo constante del desarrollo
los historiadores marxistas han hecho una
distinción entre los dos niveles de creación
de una nueva formación dentro de una vieja.
En el primero, sólo aparecen elementos
sueltos de la formación nueva; en el segundo,
esos elementos se combinan para formar
un sistema nuevo que gradualmente
ahoga al viejo. En cuanto al desarrollo de
una formación nueva, los historiadores ven
Material de Apoyo Historia Universal I
20
dos o tres niveles en ese proceso. En el
primer caso, se refieren al periodo de una
tendencia ascendente y al de una tendencia
descendente (en el que la formación que
consideramos declina). En el último caso,
se suele hacer referencia a los periodos de
aparición, estabilización y declive. Pero la
adopción de cualquiera de estos conceptos
es una cuestión de convenios, ya que cada
uno de ellos está igualmente bien sustentado.
El último, sin embargo, permite una mejor
traducción al lenguaje de la cibernética y
de la teoría de la información. Ahora bien,
si una formación social es considerada como
un sistema estable a través del cual luchan
enérgicos procesos para lograr un estado
de equilibrio, podemos estudiar la resistencia
de esa formación a los disturbios en su
desarrollo en los diversos niveles de existencia.
Un sistema naciente muestra poca
resistencia a los disturbios; se hace resistente
en el periodo de estabilización, para
perder esa resistencia en el periodo de declive.
Una formación puede ser analizada también
desde el punto de vista de la ordenación
de sus elementos, es decir, la entropía
de esa formación considerada como un sistema.
En el primer nivel el grado de entropía
es considerable; disminuye con el proceso
de ordenación interna del sistema (periodo
de estabilización) para aumentar otra vez
en el periodo de declive de la formación.
Las cinco formaciones mencionadas,
observadas en la investigación histórica, y
que permiten una generalización adecuada
de los hechos, son: comunidad primitiva,
esclavitud; feudalismo; capitalismo; socialismo.
La teoría del materialismo histórico
define los lugares respectivos de las diversas
formaciones en el proceso del progreso
histórico (es decir, el control cada vez mayor
del hombre sobre la naturaleza). El orden
de las formaciones dado más arriba refleja
su orden real en el pasado. Así, las
formaciones son los principales niveles del
proceso histórico, y por tanto pueden tomarse
como criterio básico para dividirlo en períodos
(cfr. Capítulo XXIII). Esto no implica
que toda sociedad pase por todas las formaciones:
una opinión así bordearía el
fatalismo. En la mayoría de los casos, el
desarrollo consiste en realidad en el paso
de una determinada formación a la siguiente,
pero muchas veces se salta una formación.
Por ejemplo, los pueblos eslavos no
atravesaron la formación de esclavitud, aunque
algunos elementos de la esclavitud fueron
a veces muy fuertes. La transición de
una formación a otra es la esencia del proceso
histórico.
El proceso histórico, como hemos delineado
es este capítulo, es la materia del
conocimiento histórico, que tiene como objetivo
su reconstrucción.”27
La Escuela de los Annales prefiere referirse a la
“Historia Total”. “Después de la segunda guerra mundial
se dan en el campo historiográfico dos grandes tendencias.
La primera es la llamada historia total o global que
consiste simple y llanamente en englobar en su campo
todos los aspectos de la evolución de las sociedades humanas:
económicos, demográficos, sociales, técnicos,
institucionales, políticos, intelectuales, etc.; y el intento
de explicar como se articulan dichos aspectos o niveles.
Según François Furet esta tendencia no debe ser abandonada
pero se debe mantener como el horizonte del
historiador y no como el punto de partida. La segunda,
la historia sectorial, es diametralmente opuesta aunque
con sus modalidades. Si partimos del ejemplo de la historia
económica encontramos dos tendencias de esta historia
sectorial. 1) la escuela anglosajona (inglesa y estadounidense)
que hace historia económica sin utilizar otros
factores para su explicación ; 2) la escuela francesa y del
Centro de Europa que al cultivar la historia económica si
la vincula con otros factores, especialmente los sociales”.
28
Otro aspecto importante que ha sufrido cambios
con el paso del tiempo es el papel que desempeña el
historiador, ¿su labor se restringe a preguntarse? ¿qué?,
¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿su labor consiste
en establecer los hechos?, o por el contrario debe intentar
explicarlos dado que los hechos no hablan por sí
solos, esta explicación puede llevarlo a convertirse en
Historia Universal I Material de Apoyo
21
un juez que califique a los actos y a los actores o debe
mantenerse alejado de los juicios de valor, es conveniente
revisar algunos de los aspectos de esta problemática,
Lucien Febvre fue uno de los tantos que reaccionaron
contra esta historia moralizante..
No es lo mismo juzgar que comprender, esto es
la labor básica del historiador. “La otra solución es la
de ponerse a comprender lo que ha pasado, para tratar
de explicárselo y explicarlo a los demás, no con el
propósito de decir si es ´bueno´, ´malo´ o ´regular´ ,
sino por qué razón y debido a que condicionamientos
un pueblo, una nación o un Estado han evolucionado
de una u otra manera o han tomado estas o aquellas
decisiones que han pesado en su destino.”29
Carlos Pereyra sostiene que la tarea de la historia
es explicar, no nos corresponde preguntarnos quién
es el culpable, debemos explicar por qué pasó tal o
cuál cosa, aún a sabiendas de que el historiador no
puede ser neutral. “Se ocupa de los hombres en sociedad,
de sus luchas y de su progreso, y porque su finalidad
es ayudarles a comprender el mundo en que viven,
para que les sirva de arma en sus luchas y de
herramienta en la construcción de su futuro.”30
Después de aclarar que la historia no enjuicia,
debemos plantearnos la problemática que implica la
explicación en la historia. La historia es la ciencia que
busca la explicación a los fenómenos sociales del presente;
«debemos admitir que toda historia está necesariamente
escrita desde el punto de vista del presente
y constituye (lo que es inevitable) no sólo la historia
del presente, sino también la historia de lo que el presente
juzga como importante.».31
“Desde su nacimiento en las sociedades
occidentales —nacimiento situado tradicionalmente
en la antigüedad griega (Herodoto,
en el siglo V a C., sería si no el primer historiador,
al menos «el padre de la historia»),
pero que se remonta a un pasado más lejano,
en los imperios del Cercano, Medio y
Extremo Oriente— la ciencia histórica se
define en relación con una realidad que no
está construida ni observada como en las
matemáticas, las ciencias de la naturaleza
ni de la vida, sino sobre la cual «se investiga
», se «atestigua». Este es el significado
del término griego totopin y de su raíz
indoeuropea wid-,weid-, «ver». La historia
empezó siendo un relato, el relato de
quien puede decir: «ví, sentí». Este aspecto
de la historia-relato, de la historia-testimonio,
nunca dejó de existir en el desarrollo
de la ciencia histórica. Paradójicamente,
asistimos hoy a la critica de este tipo de
historia mediante la voluntad de sustituir la
explicación a la narración, pero también al
mismo tiempo al renacimiento de la historia-
testimonio a través del «retorno del acontecimiento
» (Nora) vinculado con los nuevos
medios, con la aparición de periodistas
entre los historiadores y con el desarrollo de
la «historia inmediata».32
En el intento de explicar, desde el siglo XIX,
para el marxismo la concepción materialista de la historia
«no es sólo un conjunto de conceptos generales
sobre el tema de ‘lo histórico’, articulados en una
construcción teórica monumental, sino también un
apretada síntesis generalizadora de amplias incursiones
en todos los terrenos de la historia concreta y una
guía metodológica para el ulterior abordaje de nuevos
estudios y análisis históricos de todo orden.33
Se puede decir entonces que en realidad «lo
que interesaba a Marx, no era el pasado en sí, sino el
proceso completo del desarrollo humano como
prefiguración del futuro.»34
En este sentido es necesario que estemos alertas
para comprendan en su justa dimensión estas afirmaciones,
no están frente a un «modelo» de explicación
que pueda ser aplicado de manera mecánica a la
realidad histórica, sino que Marx «coloca las piedras
angulares» de la ciencia de la historia, a partir de la
cual se pueden producir explicaciones del proceso histórico.
»35
Al abordar los estudios históricos en su nivel más
particular, en el estudio de la realidad concreta, desde la
perspectiva del Materialismo Histórico, debemos aspirar
a «comprender los mecanismos que explican las concordancias
y discordancias existentes entre los distintos niveles
de una sociedad dada, queremos tener de ésta,
una imagen tan integrada y global como sea posible.»36
«Marx concibió lo histórico como una totalidad dinámica,
hizo de la investigación de los hechos concretos la base
de todo punto de partida riguroso del conocimiento, y de
la teoría el instrumento indispensable para penetrar con
profundidad y coherencia en la realidad histórica.»37
Material de Apoyo Historia Universal I
22
16.Henrí Pirenne ¿Qué están tratando de hacer los historiadores?, p. XXII.
17. Pierre Vilar, Pensar la Historia, p. 21
18. Luís Villoro, Historia ¿Para qué?, PP. 38 y 39,
19. Edmundo O’Gorman, Meditaciones sobre el criollismo. México, CONDUMEX, 1970; y Reflexiones
sobre el monarquismo mexicano. México, CONDUMEX, 1969.
20. Tania Carreño King y Angélica Vázquez del Mercado. La hija de la invención. Una entrevista con
Edmundo O’ Gorman p. 1
21.E, H. Carr ¿Qué es la historia, p. 11.
22.Carlos Pereyra, Conflguraciones:Teoría e historia p. 37
23.Carlos Pereyra, et. aL Historia, ¿para qué? p. 212
24. Ciro Cardoso, y Brignolí. Los métodos de la historía, p. 31
25.Jean Pouillon, et. aL Problemas del estructuralismo, p. 4
26. Carlos Pereyra, Op. cit. p. 109
27. Jean Topolzki, Metodología de la historia, p. 233-234, 246-247, 249-251, 255, 420.422.
28. Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignolí, Op. cít. p. 48-50.
29. Manuel Tuñon de Lara. ¿Por qué la Historia?, p. 52-53.
30. José Fontana. La historia. p. 32.
31. Adam Schaff. Historia y verdad. p. 138.
32.Jacques Le Goff, Pensar la historia. Modernidad, presente, progreso, p. 10-11.
33. Carlos Antonio Aguirre Rojas,. «El problema de la historia en la concepción de Marx y Engels.» en:
Revista mexicana de Sociología, p- 1083.
34. Eric Hobsbawm,. «Marx y la historia» en: Revista Diógenes, núm. 125, p. 109.
35. Corina Yturbe, La explicación de la historia. p. 8.
36. Ciro Cardoso, y Brignoli. Op. cit. p. 31
37. Carlos Pereyra, et. al. Op. cit. p. 109.
Historia Universal I Material de Apoyo
23
Presentamos a continuación un breve relato de
hechos que pueden ser claramente comprobados a
partir de las fuentes documentales, sin embargo se
requiere una explicación del proceso para poder comprender
la lógica del mismo.
El 20 de enero de 1821, Vicente Guerrero
le dirige una carta a Iturbide en la que
acepta llegar a un acuerdo para declarar
la independencia.
Ello en respuesta a la carta que Iturbide
le había dirigido el 10 de enero.
Iturbide le vuelve a escribir desde
Tepecuacuilco el 4 de febrero proponiéndole
una entrevista “en la cual
pudiera abrazarlo”
Y, el 14, en Acatempan, después del memorable
abrazo entre Guerrero e
Iturbide, ambos ejércitos juran sostener
dicho plan y luchar por una patria
libre, en esta carta exterioriza su plan
de Independencia.
Posteriormente el 24 de febrero Iturbide
concluye su Plan de Iguala, ya con
acuerdo de Guerrero.
Finalmente el 24 de agosto de 1821 se
firman los tratados de Córdoba, celebrados
entre Agustín de Iturbide, primer
jefe del Ejercito Trigarante, y el
Virrey don Juan O’Donojú.
El 28 de septiembre se da a conocer el
acta de la Independencia Mexicana.
La explicación debe buscarse en los acontecimientos
de la revuelta liberal de España, promovida
entre otros por Rafael de Riego, en 1820 y que obliga
al Rey de España, Fernando VII a jurar la Constitución
de Cádiz, y en el descontento que esto provocaba en
los sectores detentadores del poder en Nueva España,
la oligarquía criolla. Es la contrarrevolución, cambiar
para no cambiar.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaaje número cinco
— LA HISTORIA COMO PROCESO
I.- Lectura y análisis
— Para entender la diferencia entre evento (hecho) y proceso, revisemos un ejemplo en la historia de
México.
— Busca información que te permita responder a las siguientes preguntas.
1.- ¿Qué le pasó a Iturbide que siendo un militar del lado realista y cuando los insurgentes no
ponían realmente en peligro el control virreinal desde la derrota de Mina en 1817, decide invitar
a Guerrero para proclamar la Independencia?
2.- ¿Cómo se puede explicar ese hecho famoso consignado en muchos libros de texto como el
“abrazo de Acatempan”?
3.- ¿Por qué en ese momento era conveniente para los sectores privilegiados realizar la llamada
consumación de la independencia?
Material de Apoyo Historia Universal I
24
“... historiadores que poniéndose
de pie, como el fiscal de una película policíaca,
se dedica a exigir las penas mas severas
contra los actores o los comparsas de la historia
en nombre de una moral que varía en sus
principios y de una política inspirada unas veces
por una ideología ‘de derechas’ y otras por
la ideología ‘de izquierdas’; los fiscales de izquierda
se indignan, con buena fe, por lo demás,
contra los de derecha y recíprocamente.
Ya es hora de acabar con esas interpelaciones
retrospectivas, esa elocuencia de abogados y
esos efectos de toga. [...] No, el historiador no
es un juez. Ni siquiera un juez de instrucción.
La historia no es juzgar; es comprender —y
hacer comprender. No nos cansamos de repetirlo.”
Tomada de Lucien Febvre en su libro
Combates por la historia, páginas 166 y 167.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número seis
— LA EXPLICACIÓN EN LA HISTORIA
I.- Lectura y análisis
— Explica brevemente el significado de la siguiente cita
Historia Universal I Material de Apoyo
25
descripción y explicación del proceso de sentencias
lapidatorias o reprobatorias elaboradas desde criterios
morales, nacionales o partidarios? Cierta orientación
positivista insistió tanto en la neutralidad e imparcialidad
propias de la ciencia que, como reacción justificada
ante esa actitud pueril, se da con frecuencia una
respuesta plenamente afirmativa a la cuestión anterior.
Sin embargo, no sólo las pretensiones de neutralidad
son un obstáculo para el desarrollo de la ciencia
histórica. También entorpece este desarrollo la manía
de enjuiciar allí donde lo que hace falta es explicar.
«Por desgracia a fuerza de juzgar, se acaba casi fatalmente
por perder hasta el gusto de explicar. Las pasiones
del pasado, mezclando sus reflejos a las
banderías del presente, convierten la realidad humana
en un cuadro cuyos colores son únicamente el blanco
y el negro» (Bloch).
Algunos se muestran inclinados a creer que centrar
el esfuerzo teórico en sus propósitos explicativos
(incluyendo, si es preciso, la preocupación por el matiz)
es un prurito intelectual del que ha de prescindirse
para todo fin práctico. Esa creencia se apoya en la
idea de que la función social de la historia exige una
dosis de maniqueísmo y obliga, por ende, a identificar
responsables (tanto culpables como héroes) de la marcha
de las cosas. El problema no radica, pues, en la
permisible combinación en un mismo discurso de ar-
La función teórica de la historia (explicar el movimiento
anterior de la sociedad) y su función social
(organizar el pasado en función de los requerimientos
del presente) son complementarias: el saber intelectual
recibe sus estímulos más profundos de la matriz
social en permanente ebullición y, a la vez, los conocimientos
producidos en la investigación histórica están
en la base de las soluciones que se procuran en
cada coyuntura. Esta complementariedad, sin embargo,
no elimina las tensiones y desajustes entre ambas
funciones. Así, por ejemplo, la prolongada discusión
en torno al carácter nocivo o benéfico de los juicios
de valor en el discurso histórico puede ser vista
como índice de que tal complementariedad no carece
de fricciones. Parece obvio que las interpretaciones
históricas incluyen siempre juicios de valor y que ningún
apego a la pretendida objetividad del dato anula
el peso de los esquemas ideológicos en la narración
explicativa. La tendencia a rehuir los juicios de valor
para preservar una supuesta pureza científica y evitar
la contaminación de los ingredientes ideológicos,
exhibe incomprensión seria de cuáles son los modos
en que interviene la ideología en la producción de
conocimientos.
Ahora bien, ¿se justifica sin más la antigua tradición
según la cual junto con su tarea informativa—
analítica, la historia está obligada a juzgar los acontecimientos
y sus protagonistas, o sea, acompañar la
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número siete
— LA EXPLICACIÓN EN LA HISTORIA
FUNCIÓN TEÓRICA Y FUNCIÓN SOCIAL DE LA HISTORIA
Carlos Pereyra
II.- Lectura y análisis
— Después de leer detenidamente el texto de Carlos Pereyra publicado en la obra colectiva Historia ¿para
qué?, responde las siguientes preguntas:
1.- ¿Cómo entiende Carlos Pereyra la función teórica y la función social de la Historia?
2.- ¿La historia informa o juzga?
3.- ¿Es posible la pretensión de absoluta neutralidad del historiador?
4.- Establece la diferencia entre la pregunta ¿por qué? y la pregunta ¿quién es el culpable?
Material de Apoyo Historia Universal I
26
gumentos explicativos y juicios de valor, sino en el
desplazamiento del discurso histórico de un campo
problemático presidido por la pregunta ¿por qué? a
otro donde el interrogante clave es ¿quién es el culpable?
o, en su caso, ¿quién es el Mesías? Es mucho
más fácil centrar el examen del proceso social en un
núcleo apologético o denigrativo que buscar en serio
las causas inmediatas y profundas de los fenómenos
históricos. Se puede localizar en el acervo de la historia,
sin ninguna dificultad, una abrumadora cantidad
de ejemplos de textos en los que el análisis es sustituido
por la glorificación o satanización de algún personaje.
Esta actitud no puede menos que empobrecer
la función teórica de la historia.
(...) Si la manía de enjuiciar deriva con facilidad
en un obstáculo adicional para la explicación histórica,
ello se debe a que tiende a ocultar la constitución del
mundo social: un proceso formado por numerosos
subprocesos articulados entre sí. Los juicios de valor
inhiben la recuperación de las luchas, sacrificios, forcejeos
y contradicciones que integran el movimiento
de la sociedad y borran todo con la tajante distinción
entre los principios del bien y el mal. El achatamiento
del esfuerzo explicativo generado por la propensión a
juzgar limita la capacidad de pensar históricamente.
Si, como le gusta recordar a Vilar, no se puede «comprender
los hechos» más que por la vía de pensarlo
todo históricamente», entonces es preciso ir más allá
de la simple localización de aciertos y fracasos en la
actividad de los hombres, para encontrar en los componentes
económico-políticos e ideológico-culturales
de la totalidad social la explicación, incluso, de esos
aciertos y fracasos. Los juicios de valor son inherentes
a la función social de la historia pero ajenos a su función
teórica. Un aspecto decisivo del oficio de la historia
consiste, precisamente, en vigilar que la preocupación
por la utilidad (político-ideológica) del discurso
histórico no resulte en detrimento de su legitimidad
teórica.
Tomado de Carlos Pereyra, en
Historia ¿para qué?, p. 28 y 29.
Historia Universal I Material de Apoyo
27
pueblo se ve en la necesidad de darle respuesta a los
problemas concretos que le aquejan, «es en función
de sus necesidades presentes como la Historia recolecta
sistemáticamente, puesto que clasifica y agrupa
los hechos pasados,»39 .. En este proceso de recolección,
debe seleccionar, puesto que es imposible que
ante una inmensurable cantidad de hechos, el historiador
pretenda abordarlo todo, debe estar consciente
de que sólo logrará aproximaciones paulatinas. Es en
esta perspectiva científica, que no debemos caer en la
mera crónica o narración, sino poner a flote la lógica
de los acontecimientos en un determinado período histórico,
ya que «la realidad histórica es una realidad
inteligible, coherente y estructurada, susceptible por
tanto de ser pensada, penetrada y explicada científicamente.
»40 .
Otro aspecto polémico de la actividad histórica,
es sobre la utilidad de esta actividad científica; se cuestiona
la utilidad de su investigación, de su enseñanza,
de su difusión. Filósofos como Nietzche sostenían
que paralizaba a los hombres de acción, que impedía
la decisión en favor de lo nuevo, otros sostienen que
defiende el valor y la permanencia del estado de cosas
existentes, sin embargo debemos reconocer que
detrás de estas objeciones hay problemas.
Aprendizajes
El alumno empezará a valorar la importancia del conocimiento historico en su formación como actor
social para comprender su presente e incidir en su entorno.
Ejercicios y sugerencias de aprendizaje número siete
—LOS USOS DE LA HISTORIA
I.- Lectura y análisis
— Lee el siguiente texto. Subraya con tinta negra aquellas palabras que no conozcas su significado, con
rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
Pretendemos que se comprenda la enorme importancia
que tiene para un ciudadano, saber distinguir los
diversos mensajes que sobre el acontecer histórico recibe
—algunas veces desde el poder— con la finalidad
de que podamos normar nuestro criterio y por lo
tanto tengamos una participación razonada, en el sentido
de que decidamos por cuál inclinarse, pero como
hombres libres y no como títeres del poder. Que apliquemos
en el análisis del presente lo que la ciencia de
la historia nos enseña analizando el pasado. Desmontar
la falsa idea de la historia como pasado-muerto,
para construir la idea de una historia viva y presente.
A lo largo de la historia, los grupos vencedores
se han preocupado por establecer su interpretación de
los acontecimientos, «es política común destruir e impedir
la historia de las clases oprimidas, de las minorías
y de la disidencia; para el prevalecimiento de la
interpretación de los acontecimientos es necesario el
exterminio de las demás interpretaciones colectivas.»38
Es una versión interesada la que resulta de los
estudios históricos, condicionados —entre otros factores—
a la pertenencia a una determinada clase social,
el historiador es sujeto de un compromiso de clase, de
un compromiso determinado por su época.
Las investigaciones históricas están condicionadas
también por su momento histórico, ya que cada
LOS DIVERSOS USOS DE LA HISTORIA
José Alberto Casillas Echeverría
Bernabé Ocampo Castro
Román Arturo Sánchez Morales
Material de Apoyo Historia Universal I
28
Es su función de liberar lo que hace más atractiva
a la actividad de investigación histórica, Luis González
sostiene que:
“Otra especie del género histórico “trata de
darse cuenta de cuán injusta es la existencia
de una cosa, por ejemplo de un privilegio,
de una casta, de una dinastía; y entonces
se considera, según Nietzsche, el pretérito
de esta cosa bajo el ángulo crítico, se
atacan sus raíces con el cuchillo, se atropellan
despiadadamente todos los respetos”.
Si la historia anticuaria se asemeja a romances
y corridos, la historia crítica parece
medio hermana de la novela policial; descubre
cadáveres y persigue delincuentes.
Quizá su mayor abogado haya sido Voltaire,
autor de la tesis: nunca se nos recordarán
bastante los crímenes y las desgracias de
otras épocas. Diderot le escribía a Voltaire:
“Usted refiere los hechos para suscitar en
nuestros corazones un odio intenso a la mentira,
a la ignorancia, a la hipocresía, a la
superstición, a la tiranía, y la cólera permanece
incluso después de haberse desvanecido
la memoria de los hechos.” Se trata
pues de una historia, que como la anticuaria,
si bien no adicta a sucesos muy remotos,
se dirige al corazón aunque únicamente sea
para inyectarle rencor o ponerlo en ascuas.
No es una historia meramente narrativa de
sucesos terribles ni una simple galería de
villanos. Este saber histórico para que surta
su efecto descubre el origen humano, puramente
humano de instituciones y creencias
que conviene proscribir pero que se oponen
al destierro por creérseles de origen divino
o de ley natural.”41
Definamos la manera en la que estamos entendiendo
el concepto “uso”. Entendemos por uso, al fin al
que son destinadas las cosas, las ideas o las imágenes,
en este sentido se puede comprender que toda investigación
o difusión de la historia puede tener distintas finalidades:
divertir, engañar, enseñar, controlar, difundir símbolos
patrios. Todo ello originó a lo largo del tiempo una
enorme diversidad de formas de escribir historia, hoy se
les puede denominar:
I.- Historia de bronce. El mito.
II.- Historia anticuaria. La Crónica
El mito. Cuando se busca diferenciar la actividad histórica de
otros procesos de producción social que se parecen mucho a
la historia, inevitablemente nos topamos con los mitos, ayer
y hoy, en América o en Africa, vivimos en un mundo poblado
de personajes mitológicos con poderosa presencia visual, oral
o escrita y que gozan de enorme popularidad, no es posible
descalificarlos como mentiras y echarlos al cesto de la basura,
es necesario reflexionar sobre ellos. Edmundo O’Gorman
sostiene, al preguntársele en una entrevista, sobre la existencia
en la historia patria mexicana, de una serie de mitos y mentiras
que han prevalecido a lo largo de generaciones. ¿ Cuáles
hechos de la historia patria identificaría usted como tales?
“En esta pregunta hay una equivalencia entre
mentira y mito y yo creo que hay que
pensar. Mito y mentira no son iguales. Pensándolo
bien se trata de dos formas del pensamiento,
porque mentira tiene más la idea
de una proposición que tiene el objeto de
engañar y el mito no es eso, pues quizá se
acaba pensando como mito lo que se propuso
como gran verdad.
La idea de mito viene desde la antigüedad.
Todo el mundo mítico de los griegos y
de los romanos no es una mentira, es una
forma peculiar de entender el pasado. Así
que aquí hay una diferencia importante.
Dicho esto, la pregunta se divide en dos:
hay mentiras y hay mitos en la historia nacional
como los hay en todas las historias,
incluso en la idea que uno se forma de sí
mismo, pues uno tiene una idea de cómo
es, lo que ya resulta un poco mítico o mentiroso
para las otras gentes este es el problema
de la verdad. Acuérdense de un ensayo
de Francis Bacon, donde dice What is
true? and he washed his hands, «¿Cuál es
la verdad?», dijo Pilatos cuando lo llevaron
a Cristo, y se lavó las manos. Algo similar
ocurre con la historia.”42
En México el mito se relaciona también con la
tradición oral, siendo un elemento fundamental de
transmisión de la memoria colectiva.
“Según Claude Lévi-Strauss, todo acto
o relato individual es un mito en
potencia, pero sólo adquieren esa
Historia Universal I Material de Apoyo
29
calidad los relatos que son adoptados y
repetidos por amplios sectores sociales.
En contraste con la historia, que se refiere
a hechos «verdaderamente ocurridos»,
el contenido del mito puede ser un acontecimiento
real o imaginario, o un episodio
que nunca ocurrió pero que muchos piensan
que efectivamente tuvo lugar. En otras
palabras, la verdad del mito no está en su
contenido, sino en el hecho de ser una creencia
aceptada por vastos sectores sociales.
Es una creencia social compartida, no una
verdad sujeta a verificación. Su validez y
eficacia residen en su credibilidad. Sin embargo,
sus innumerables versiones están tan
decantadas como las que circulan en los
libros más rigurosos, pues sólo han llegado
hasta nosotros los mitos aceptados por quienes
creyeron en ellos, al oírlos por primera
vez, los conservaron en su memoria y los
transmitieron a sus descendientes, quienes
a su vez los heredaron a las siguientes generaciones.
Por ser considerado un medio de comunicación
con los ancestros, las identidades
grupales y los misterios del cosmos y la naturaleza,
el mito ha sido y seguirá siendo el
instrumento idóneo para manifestar las aspiraciones
colectivas más recónditas. Es el
transmisor de los temores compartidos. El
conducto por donde fluyen los sentimientos
más íntimos que conmueven a los diversos
grupos sociales. Es el lenguaje escogido para
comunicar los anhelos de felicidad, paz, armonía,
justicia y buen gobierno. Es el canal
por el que corren las pulsiones que demandan
un mundo mejor. Y cuando se concentra
en las personas o en sus actos, el mito
es el constructor de seres legendarios: héroes,
mesías, genios, villanos, redentores y
otros personajes rodeados por el halo del
carisma.
En el México contemporáneo, una gran
parte de la memoria colectiva está
encapsulada en mitos. Podría decirse que
las nociones y símbolos en que reposan
nuestras identidades colectivas (patria, nación,
héroes, símbolos nacionales), más que
estar fundados en hechos positivos, son
creencias colectivas que, como decía
George Sorel, expresan la conciencia histórica
de un pueblo. Asimismo, una de las
mitologías mexicanas más ricas es la que
rodea a sus personajes carismáticos, a su
peculiar especie humana.
Hoy muchos aceptan que nuestras concepciones
acerca de la identidad nacional o
la formación histórica de la nación están
pobladas de mitos. También es cierto que
la imagen que nos hemos hecho de nuestros
antepasados y contemporáneos está
fundada en apreciaciones fantasiosas o
míticas.”43
Muchos de los símbolos nacionales están efectivamente
construidos a partir de ideas míticas, es el caso
del Escudo Nacional, que como lo ha estudiado Alfredo
López Austin, parte de una mito de origen náhuatl, pero
además de enorme tradición en el mundo.
“Pudiera suponerse que el valor social
de un símbolo descansa en la nitidez y precisión
de su mensaje. Sin embargo, hay símbolos
que cumplen mejor su función mientras
más ambiguos son los objetos a que
se refieren, más numerosas sus posibles
lecturas, más abundantes sus sentidos ocultos
y mayor su ilusoria claridad. Algunos de
estos símbolos se asocian a una concepción
de disciplina que exige la renuncia al
criterio, a la autonomía y a la adultez: es la
disciplina que pide la entrega a la Fe, a la
Patria, al Ideal, a la Empresa, a la Institución
o al Honor. Si el significante es visual,
suele fascinar el concierto de sus formas, lo
que hace de la atracción estética un
motivador adicional. Debido a esto, los símbolos
fascinantes no son meros signos de
signos, sus sinónimos. Tal vez sean síntesis
de signos: pero adquieren una semiosis
propia.
Nuestro escudo nacional es un símbolo
fascinante. Su figura es armónica.
Atrae también su contenido elemental:
está en él la violencia del ave de presa.
Es una violencia que inflama pasiones
Material de Apoyo Historia Universal I
30
primarias, irracionales. No en vano el águila
ha sido un emblema mundialmente favorecido.
El águila destroza con garras y
pico a la serpiente. Ésta es, a su vez, un
símbolo ambiguo, capaz de recibir cualquier
carga complementaria.
Pero hay en el escudo mucho más que
la invocación al instinto; la escena es compleja.
Es una síntesis sígnica que abreva
en diversas fuentes, entre ellas esa fusión
de leyenda e historia oficial, de realidad
y milagro, que es la fundación de
Mexico-Tenochtitlan. El escudo reduce,
unifica, simplifica la mexicanidad evocando
un pasaje que ya de suyo es alegoría.
Se ha dicho y repetido que la historia
oficial tiene la firmeza del bronce. Es irrebatible,
incuestionable. Pero cuando se
deja a un lado la oficialidad histórica, las
fuentes ofrecen dificultades insospechadas
de interpretación y evaluación. La fecha
de la fundación de Mexico-
Tenochtitlan, los nombres de los caudillos
que condujeron a cada calpulli (El
calpulli era un grupo formado por miembros
que se creían descendientes de un
antepasado común. Integraban una unidad
social, económica y política. Los
emigrantes mexicas venían organizados
en unidades de este tipo, y las unidades
subsistieron durante su vida sedentaria,
como propias de los mesoamericanos.)
hasta los islotes del lago, los dioses patronos
de los emigrantes, los conflictos
iniciales, todo aparece en los documentos
antiguos entre contradicciones y ambigüedades.
Aun limitándonos al milagro
fundacional, encontraremos que fue contado
y dibujado de muy diferentes maneras
y que de la comparación de los relatos
y las figuras surgen múltiples problemas
(...)“La famosa escena del águila posada
en el nopal devorando una serpiente
simboliza la fundación de México por
los aztecas e ilustra, después de la Independencia,
la raigambre del poder mexicano
en el pasado precolombino.
(...)El águila era símbolo solar, mientras
que la serpiente representaba el agua.
La combinación de ambos animales en
lucha aludía a la oposición del fuego y el
agua, del día y la noche, del cielo y la
tierra, del calor y el frío, de la sequía y la
lluvia.
(...)Las oposiciones cielo/tierra y luz/
oscuridad son netamente indígenas, con
una firme raigambre en las tradiciones
prehispánicas. No hay por qué considerar
que se incorporaron al icono del águila y
la serpiente por influencia del pensamiento
occidental y cristiano.”44
Otra forma de escribir esta historia mítica es la
llamada historia de bronce, también la podríamos
llamar historia patria, aquí el uso al que se le destina
es fundamentalmente didáctico, sirve para aleccionar
por medio de actividades cívicas, construyendo todo
un panteón de héroes y villanos, el “padre de la Patria”
Hidalgo, el serio y patriota Juárez o el villano Antonio
López de Santa Anna.
Luis González opina que:
“Es aún más pragmática que la historia
crítica, es la historia pragmática por excelencia.
Es la especie histórica a la que
Cicerón apodó “maestra de la vida”, a la
que Nietzsche llama reverencial, otros didáctica,
conservadora, moralizante, pragmático-
política, pragmático-ética, monumental
o de bronce. Sus padres son famosos:
Plutarco y Polibio. Sus características
son bien conocidas: recoge los
acontecimientos que suelen celebrarse en
fiestas patrias, en el culto religioso, y en
el seno de instituciones; se ocupa de hombres
de estatura extraordinaria (gobernantes,
santos, sabios y caudillos); presenta
los hechos desligados de causas, como
simples monumentos dignos de imitación.
“Durante muchos siglos la costumbre fue
ésta: aleccionar al hombre con historias.”
En la Antigüedad clásica compartió la supremacía
con la historia anticuaria, a lo
Herodoto. En la Edad Media fue soberana
indiscutida. Eneas Silvio le llamó “gran
Historia Universal I Material de Apoyo
31
anciana consejera y orientadora”. La moral
cristiana la tuvo como su principal vehículo
de expresión. Entonces produjo
copiosas vidas ejemplares de santos y de
señores. En el Renacimiento fue declarada
materia fundamental de la educación
política. En su modalidad pragmático-política,
tuvo un autor de primer orden: Nicolás
de Maquiavelo. En el otro lado del
mundo, en la América recién conquistada
por los españoles, fue una especie histórica
practicada por capitanes y sacerdotes.
En el siglo XIX, con una burguesía
dada al magisterio, se impuso en la educación
pública como elemento fundamental
en la consolidación de las nacionalidades.
En las escuelas fue la fiel y segura
acompañante del civismo.”45
Esta forma de investigar y difundir la historia
ha sido la más socorrida por los gobiernos a lo largo
de la historia humana, desde el poder se ha buscado
—y se busca— distorsionar la explicación de los
acontecimientos con la intención clara de controlar.
“Pues cuando la historia se oficializa en
estatuas,(...) cuando pierde contacto con
el cuerpo que la crea y los cuerpos que
habrán de vivirla a través de la lectura y
de la discusión; en fin, cuando se vuelve
asignatura o disciplina técnica, pierde sus
capacidades de libertar, regocijar, emocionar,
independizar y desmitificar.
¿Cómo es que surge, en los últimos
siglos, la posibilidad de que un historiador
se distancie de la cultura dominante
de su época o de su clase, por fidelidad
a su trabajo? ¿O que su trabajo le haga
dar la razón a otra clase, otro partido, otra
nación, otra religión? No por relativas que
sean esa distancia y esa razón, ni por
escasos que resulten los nombres contestatarios
frente a la turba de los dóciles,
puede negarse la capacidad intrínseca
del trabajo histórico de llegar a enemistar
a su estudioso con las instituciones,
prejuicios y mitos dominantes. De
ahí, creo, la represión que sufre la historia
en los regímenes totalitarios (al igual
que la literatura, las ciencias, las artes
independientes) y a la abrumadora, contraofensiva
publicitaria en los democráticos
capitalistas.
Cuando los aztecas se fortalecieron,
Tlacaélel mandó quemar las crónicas y
los archivos, para inventar una historia
conforme al nuevo poderío. Todos los sistemas
han hecho más o menos lo mismo:
la práctica cotidiana de la historia se
vuelve mitológica, falsa; se desmoviliza
a la gente con una propagación intensiva
de una historia falsificada conforme a los
intereses prevalecientes.”46
Se llega incluso a decretar la celebración de tal
o cual fiesta cívica, se pretende dictaminar quién puede
ser llamado héroe, o cuándo alguien puede ser incorporado
al panteón de los héroes; es el caso —por
ejemplo— de la búsqueda actual para repatriar los restos
de Porfirio Díaz. En la enseñanza de la historia
hay una versión oficial que es lo que comúnmente queda
plasmada en la conciencia histórica de los mexicanos.
“Es natural, quizá, que la historia oficial
sea oficialista, lo que presenta una perspectiva
distinta de quien hace una historia
de tipo antioficial donde todo está mal,
o la contraria donde todo está bien y en
cada caso cambian los héroes. Podría
uno decir que para contestar esa pregunta
de una manera más puntual, se podría
revisar quiénes han sido los héroes a lo
largo de la historia, eso sería una pauta
interesante. Desde este punto de vista
vamos a empezar por Cuauhtémoc, un
gran héroe de la historia de México. ¿Tuvo
Cuauhtémoc su semblanza de verdad o
fue una verdad? En cierto tiempo, cuando
el indigenismo fue muy importante en
la historia de México, la imagen de
Cuauhtémoc fue como un rescate. Es un
momento curioso en que el mexicano, al
declararse independiente de España, se
rescata a sí mismo y busca unas raíces
especiales, busca en el pasado indígena
y surge la imagen de Cuauhtémoc. Sin
embargo es curioso que en la historia que
Material de Apoyo Historia Universal I
32
se hacía en la Colonia haya textos más o
menos admirativos de Cuauhtémoc por su
valor, pero no este héroe «padre» que conocemos.”
47
Pero muchos no ven a la historia de bronce tan
inocente, la consideraban en verdad dañina para el género
humano.
“Quizá el único aguafiestas fue Nietzsche
con su afirmación: “La historia monumental
engaña por analogías. Por seductoras asimilaciones,
lanza al hombre valeroso a empresas
temerarias” y lo vuelve temible. Un
continuador de Nietzsche, ya de nuestro siglo,
Paul Valéry lanzó la siguiente señal de
alarma: la historia que recoge las bondades
del pasado propio y las villanías de los vecinos,
“hace soñar, embriaga a los pueblos,
engendra en ellos falsa memoria, exagera
sus reflejos, mantiene viejas llagas, los atormenta
en el reposo, los conduce al delirio
de grandeza o al de persecución, y vuelve a
las naciones amargas, soberbias, insoportables
y vanas”. Pese al grito de Valéry que
declaró a la historia que se enseñaba en las
escuelas “el producto más peligroso producido
por la química del intelecto humano”;
no obstante la tesis de Fustel de Coulanges
que le negó a la historia la capacidad de ser
luz, ejemplo, norte o guía de conductas públicas
o privadas, sigue sosteniendo la historia
de bronce su prestigio como
fortalecedora de la moral, maestra de pundonor
y faro del buen gobierno.
Gracias a la historia de bronce o
reverencial o pragmática o ejemplarizante
“mil santos, estadistas, inventores, científicos,
poetas, artistas, músicos, enamorados
y filósofos, según expresión de los Durant,
todavía viven y hablan, todavía enseñan” y
no cabe duda que tienen alumnos aplicados
y fieles. La historia de bronce llegó para
quedarse. En nuestros días la recomiendan
con igual entusiasmo los profesionales del
patriotismo y de las buenas costumbres en
el primero, en el segundo y en el tercer mundo
. Es la historia preferida de los gobiernos.”
48
A la crónica o Historia anticuaria, algunos la han entendido
como una actividad inservible, Luis González la define
como:
“...una especie de historia que no sirve para
usos revolucionarios. Es difícil aceptar lo
dicho por Nietzsche: ‘La historia anticuaria
impide la decisión a favor de lo que es nuevo,
paraliza al hombre de acción, que siendo
hombre de acción, se rebelaría siempre
contra cualquier clase de piedad.’ Hoy, en
los frentes de izquierda, se afirma frecuentemente
que la erudición histórica que deparan
los anticuarios “es una defensa de
todo un orden de cosas existentes”, es un
baluarte del capitalismo, es un arma de la
reacción. En los frentes de derecha tampoco
faltan los enemigos del cateo de saberes
deleitosos del pasado. Éstos se preguntan:
¿Para qué nos sirve el simple saber de los
hechos en sí? Atiborrar la mente con montones
de historias dulces o picantes es disminuir
el ritmo de trabajo. Izquierdas y derechas,
y en definitiva todos los encopetados
y pudientes, lo mismo revolucionarios que
reaccionarios, coinciden en ver en los
anecdotarios históricos un freno para la acción
fecunda y creadora, un adormecedor,
una especie de opio.”49
A pesar de todas las reservas y dudas que se tiene
actualmente en relación a la crónica, es indiscutible que
en nuestro país, la actividad de muchas personas ha enriquecido
la información que hoy tenemos de México a
través de la crónica, baste recordar la breve reseña que
de esta actividad nos hace Luis González y González.
“El México que comenzó a edificarse hacia
1520, los caballeros de las primeras incursiones
de conquista (...), producen dos tipos
de crónicas, las “cartas de relación” y
las “relaciones de méritos y servicios”. En el
primer grupo se destaca el genial conquistador
Hernán Cortés, y en el segundo el
sabroso cronista Bernal Díaz del Castillo.
Tanto las “cartas” como las “relaciones” son
una inteligente mezcla de crónica de sucesos,
pintura de paisajes, informe militar y
solicitud de puestos públicos. Simultáneamente
a los cronistas espontáneos surgen
Historia Universal I Material de Apoyo
33
los oficiales, (...)la lectura de los cronistas
misioneros que además de crónica a secas
hacen narración edificante y en muchos casos
sientan los cimientos de la historia culta
de hoy.
En el primer siglo de México hubo numerosos
y notables cronistas franciscanos,
dominicos, agustinos y jesuitas. (...) De hecho,
todos los operarios de la evangelización
dieron a conocer su labor
transculturadora entre los antiguos habitantes
de Mesoamérica en libros gordos, en
cronicones que, en gracia a la brevedad,
omito.
La escuela misionera empuja a los cronistas
indios. Algunos compilan y vierten en
el alfabeto latino y en lengua náhuatl o maya
sus antiguas crónicas. Otros reinterpretan
sus recuerdos a la luz de la enseñanza de
los frailes.
(...) En los dos últimos siglos de la era
novohispana, (...) las crónicas puntuales de
cada una de las órdenes y de cada una de
sus provincias. (...) Los cronistas de la época
barroca escribieron tan de noche, con
tanta oscuridad como la acostumbrada hoy
por los científicos sociales, pero más de alguno
fue espléndido, luminoso, legible para
la mayoría de los lectores.
En el siglo de las luces, los frailes siguen
produciendo crónicas difíciles de su
poca atractiva existencia conventual, pero
algunos laicos emprenden la crónica de ciudades.
(...) Se supone que los cuatro evangelistas
de la revolución de independencia
(Lucas Alamán, Carlos María de
Bustamante, José María Luis Mora y Lorenzo
de Zavala) fueron algo más que simples
narradores de las luchas contra España,
pero sin duda se mantuvieron de algún
modo y a lo magnífico en la tradición de la
historia narrativa.
En el siglo pasado los autores de relatos
históricos se alían con el naciente periodismo
que no admite textos largos ni
enredosos ni se interesa en antiguallas. En
las columnas de los periódicos se entrenan
algunos narradores que todavía leemos con
gusto: Manuel Payno, Guillermo Prieto, José
María Roa Bárcena, Ignacio Manuel
Altamirano, Luis González Obregón, Angel
del Campo, Manuel Gutiérrez Nájera, Amado
Nervo, los primeros cronistas policiacos
y los iniciadores de la crónica cultural. Con
el advenimiento del conjunto de revueltas
que poco después asume el membrete de
revolución mexicana, se multiplica el número
de los reporteros y los cronistas de la chamusca
imperante en distintos puntos de
México, que no sólo en el norte. Enriquecen
la crónica del prolongado genocidio algunos
periodistas extranjeros como John
Reed, y hacen relaciones estupendas del
México en llamas dos actores de brillante
inteligencia (Martín Luis Guzmán y José
Vasconcelos), y croniquillas vanidosas, varios
jefes militares y civiles.
(...) Casi todos viven en la metrópoli,
pero aumentan sin cesar los cronistas de
nuevo cuño del interior de la república, sobre
todo en las poblaciones fundadas en el
último siglo. Los cronistas de éstas se distinguen
por su afán de dejar constancia de
la fundación y discurso de las jóvenes colmenas
del norte del país. Otra vez la crónica
quiere volver a la mira de Herodoto: narrar
lo sucedido «para que no se desvanezcan
con el tiempo los hechos de los hombres,
y para que no queden sin gloria grandes
y maravilosas obras». La crónica, en
los tiempos que corren, procura ceñirse al
breve territorio de un pueblo o de una ciudad
y a los sucedidos del pasado inmediato.
Por una parte sistematizar el chisme disperso,
resume el alud de noticias que día a
día genera la acción individual y solidaria
de las congregaciones sociales; por otro
lado, ayuda a la identificación y el amor
propio que debe existir en toda comunidad
de bípedos sin plumas, de monos con
ropa.”50
Material de Apoyo Historia Universal I
34
NOTAS
38. Carlos Pereyra, et. al Historia,¿para qué? p. 81.
39. Lucien Febvre, Op cít. p. 244
40. Carlos Pereyra, Op cit. p. 108
41. Luis González, et. aL Historia ¿para qué? p. 61-62.
42. Tania Carreño King y Angélica Vázquez del Mercado. La hija de la invención. Una
entrevista con Edmundo O’ Gorman. p. 1
43. Enrique Florescano, et. al. Mitos Mexicanos, p. 9-11.
44. Alfredo López Austin, El águila y la serpiente, p. 15-16.
45. Luis González, et. al. Historia ¿para qué? p. 64-65.
46. José Joaquín Blanco, “El placer de la historia» en: La Cultura en México. Suple
mento de Siempre, Núm. 956,16 de julio de 1980, p. VIII
47. Tania Carreño King y Angélica Vázquez del Mercado. Op cit. p. 1
48. Luis González, et. al. Historia ¿para qué? p. 65-67.
49. Idem. p. 59.
50. Luis González y González, El oficio de historiar, México, p. 302-311.
Historia Universal I Material de Apoyo
35
—LOS USOS DE LA HISTORIA
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto de José Joaquín Blanco “El Placer de la Historia” publicado en el Suplemento de
Siempre: La Cultura en México, Núm. 956, 16 de julio de 1980, pág. V y VI. Subraya con tinta negra
aquellas palabras que no conozcas su significado, con rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres de
más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
En este texto, se aborda de una manera amena la cuestión de la utilidad de la historia, se propone su estudio
como una actividad placentera, totalmente alejada de la actividad enajenante del anticuario dedicado al dato y
a la heráldica; actividad que le permite al ser humano de todas la épocas y latitudes enfrentar a la historia oficial
que da por sentada la realidad como algo natural, inventándose una historia muy a modo para ejercer el
dominio, sin embargo el historiador puede ejercer —hasta de manera altanera, arrogante y contestataria— el
ejercicio de la crítica racional, documentar desde los propios archivos del poder y desprenderse de la cultura
dominante, con un conocimiento libertador que permita explicar los procesos históricos. Aquí se encuentra su
utilidad en la capacidad enorme de la historia para negar los mitos del poder, de ahí lo peligroso de los
historiadores críticos.
— Discute en grupo, y resuelve la siguiente guía de lectura:
1.- ¿Cuál es la diferencia del trabajo enajenado y el trabajo creativo y placentero?
2.-¿Por qué la historia, al volver inteligible la realidad, explicándola documentalmente es capaz de ser
placentera?
3.- ¿De qué manera puede la historia acabar con la aparente naturalidad de las cosas? “las cosas son
como son y no hay más”.
4.- Elabora un ejemplo de los usos de la historia para:
“interpretar mejor el mundo, para cambiar la vida, para reconocer raíces y procesos, para defender
algunas verdades, para denunciar los mecanismos de opresión, para fortalecer luchas libertarias.”
Ejercicios y sugerencias de aprendizaaje número nueve
Material de Apoyo Historia Universal I
36
¿Para qué la historia ? Un lector neto —aquel que ha
dado a la lectura una posición total en su vida—, si
entrara en confianza y en lugar de definir su concepto
de la historia describiese su íntima aventura en ella:
los ratos plácidos, exaltados e incluso tediosos (como
cualquier otra cosa cotidiana) que autobiográficamente
ha tenido con ella, podría dar como respuesta su verdad
privada, diaria, durante muchos años: porque esa
actividad ayuda a vivir, a la alegría y aún al rapto intelectuales,
porque es de suyo placentera —esto es,
permite una feliz realización del cuerpo que la hace o
la estudia— y, sobre todo, porque lo es tanto y con
una adición tan incurable, que muchos hombres a lo
largo de los siglos la han encontrado aventura suficiente,
incluso interminable o imposible, de sus vidas.
(...)Lo que quisiera preguntarme aquí es por qué
la historia, en un marco social de trabajos enajenantes
y despersonalizados, es capaz de ser un trabajo placentero,
y qué tanto influye el placer de la historia en
su desarrollo como trabajo; por ejemplo: distanciando
al historiador verdadero de la cultura dominante, de la
vida establecida y lanzándolo al rescate arqueológico
o a la invención o proyección de ciertas utopías. En
este sentido, no encuentro diferencia alguna entre historia
y literatura, ni entre la historia y las artes, ni entre
la historia y algunos casos épicos de la ciencia.
(...)Y al contrario de sus desafortunados conciudadanos,
el historiador es quien sí está en el secreto
de la verdadera historia. Esto, de suyo, constituye
un rasgo incendiario: da una superioridad individual
frente al poderoso: el historiador puede demostrarle
que miente, y cómo; además, este conocimiento es
libertador, el historiador es uno de los escasos ciudadanos
que puede tener una visibilidad concreta de la
ubicua red opresora. En suma, el conocimiento de la
historia es una puerta de escape de la práctica
enajenante de la historia falsificada para la opresión
general. Y en gran medida, el placer de la historia es
su posibilidad de libertad personal, relativa y
enclaustrada si se quiere, mas no por ello menos insólita,
y de construcción de opciones personales. A través
de la historia puede arrebatársele al menos parte
del propio cerebro a la cultura dominante: el placer de
constarse un poco más sujeto de la propia vida y un
poco menos objeto de designios impuestos.
(...) Es política común destruir e impedir la historia
de las clases oprimidas, de las minorías y de la
disidencia; que para el prevalecimiento de la interpretación
opresora es necesario el exterminio de las demás
interpretaciones colectivas (historia obrera, campesina,
de minorías étnicas, etc.); podrá apreciarse
que no es daño menor una obra personal, o de pequeño
grupo, que se oponga a aquélla. Y encontramos
entonces que una vez exterminadas o desmembradas
las otras historias, un sistema dominante empieza a
sufrir disidencia dentro de sus propios cuadros intelectuales,
cuando determinados autores optan por la verdad
histórica que van descubriendo en su propio trabajo;
y que no pocas veces han facilitado, en algún
sentido, y aun decisivamente, la toma de conciencia
de grandes grupos sociales que, de este modo, avanzan
en su propia constitución como fuerzas beligerantes.
Es decir, la cultura dominante muchas veces se
ha visto minada desde sus propios archivos, por sus
propios profesores, investigadores y estudiantes, que
en lugar de fortalecerla, enfilan hacia la creación de
interpretaciones disidentes, que pudieran ser apoyo de
nuevas fuerzas sociales, precisamente contra las cuales
se había falsificado la versión establecida de la
historia. En el gusto de historiar, algo hay de material
rebelde.
(...)Se ha dicho que la era tecnológica nada tiene
que envidiarle en cuanto oscurantismo, fe ciega y
supersticioso explicarse de la vida diaria, a la imagen
más denigratoria que pueda concebirse de la Edad
Media: el ciudadano confía en las elecciones, en el
enigmático funcionar del refrigerador o la televisión,
en la división de las clases, en la contabilidad de cargos
y abonos de los bancos, en los cambios de la
moneda y las fluctuaciones del oro, en la distribución
urbana y hasta en las minucias de la moda, con no
menor ignorancia que aquélla con que los masones
describían a la Edad de las Tinieblas.
El historiador busca una explicación documental
y racional, y al irla encontrando y tejiendo, rompe la
supersticiosa naturalidad —»las cosas son como son
y no hay más»— con que se nos hace resignarnos a la
EL PLACER DE LA HISTORIA
José Joaquín Blanco
Historia Universal I Material de Apoyo
37
vida impuesta; al ir comprendiendo qué intereses fueron
conformando la fronteras geográficas del país, la
jerarquización de clases y grupos, la aparición o extinción
de instituciones y sus modalidades, la conformación
del poder y del capital, el encadenamiento de la
gama social, uno se descubre viviendo una cultura diferente,
esto es, pensando en diferentes cosas, con
un lenguaje diverso, con otros códigos. Uno se vuelve
de inmediato un receptor defectuoso de los mensajes
del poder y hasta, poco a poco, en emisor de otros
mensajes: en creador.
(...)Y toda creación significa cierto poder, una
fuerza que no por pequeña deja de influir en la correlación
general, tanto más cuanto, en el caso de la historia,
tiene que ver directamente con los textos sagrados
del sistema, con los datos fundamentales, con las
instituciones básicas, con los mitos egregios. El sistema
ve con recelo que los guardianes de su tesoro ideológico
sean precisamente los menos confiables de la
corte, y a la vez sus únicos depositarios.
(...)Quizás nada me apasione más en los historiadores
que su capacidad indiscutible de negación
documental, racional, de la supersticiosa naturalidad
cotidiana. Al analizar el presente descubre su artificio:
de cómo fue hecho y de cómo puede deshacerse en
algún momento. El poder necesita amedrentar con una
imagen de naturalidad de la vida social, decir que existe
tal cual es, del mismo modo que la tierra y los árboles
son cuales son, y que cambiarla es atentar contra la
naturaleza: ¡el terremoto!; que sus jerarquías son
permanentes y espontáneas, hasta geológicas del mismo
modo que las montañas están encima de los ríos y
éstos subsidian los océanos.
Frente a la naturalidad supersticiosa del poder,
el historiador es una fuerza a contranatura: muestra el
artificio en que se entreveran las situaciones actuales,
insiste en que todo es explicable como hechos de artificio
(esto es, como hechos formados por hombres de
tal manera y con tales intereses) y, por lo tanto, perecedero,
transformable, combatible. Frente a la arrogancia
del capital y del poder, el historiador sería una
especie de alquimista o mago que, como en otros tiempos
explicara por qué se producen las lluvias y enfermedades,
ante la atónita mirada de quienes los daban
por supuesto, ahora explicara —sacando conejos del
sombrero— el artificio, la cotidianeidad, la mecánica
concreta de sueldos, asentamientos humanos, grupos
políticos, huelgas, precios, consorcios; volviéndolos
inteligibles, esto es, arrebatándoles su prepotencia
mítica para reducirlos a la dimensión humana, cosa
de hombres combatible por hombres.
Esa especie de magia de la historia, de volver
inteligible aquello que era imposición tan «natural»
como los desastres geológicos o la orografía; cronicable
lo que era mero asunto de himno, transformable lo
que parecía monolito, es una aventura no exenta de
las adolescentes emociones de la lectura de Salgari.
(...)¿Para qué la historia entonces? Está la respuesta
pública: para interpretar mejor el mundo, para
cambiar la vida, para reconocer raíces y procesos, para
defender algunas verdades, para denunciar los mecanismos
de opresión, para fortalecer luchas libertarias.
Y la privada: para vivir días que valgan la pena, alegres
y despiertos. Ciertamente los alumnos de los aulas
históricas responderían que en nada se parece un
cuadro tan lírico al tedio de los rollos de sus profesores;
y los tipógrafos pedirían que tal efusividad se la
hicieran efectiva, en vez de masacrarlos con la indigestión
abrumadora de tonelajes de cuadros estadísticos,
notas de pie de página, parrafadas en espeso
naufragio, terminajos que vaya usted a saber qué. Y
no quedaría mas recurso que citar a Borges con aquello
de que «la práctica deficiente no invalida la sana
teoría». Y proponer un mayor énfasis en la importancia
del placer en el trabajo histórico, de divertirse haciendo
historia; y emocionarse y saber divertir, emocionar
y gozar a los lectores con quienes se comparte
ese trabajo.
El aspecto de la historia como un trabajo
gratificante en sí, realizador en sí, placentero de suyo,
no es una de las menores razones para hacerlo.
(...) Se hace historia para avanzar en la interpretación
del mundo, para transformar la sociedad, para
participar políticamente, para defender principios y causas
sociales, para denunciar esto y mejorar aquello, y
también porque es placentero hacerlo. Generalmente
el historiador es un gozón de su trabajo, aún con todas
las tragedias, farsas, atolladeros, callejones sin
salida aparente, comedias y rechiflas del oficio, el historiador
sigue con lo suyo por el gusto. Creo que en su
capacidad de placer está una de las mayores fuerzas
de la historia.”
Tomado del Suplemento de Siempre: La Cultura en
México, Núm.956, 16 de julio de 1980, pág. V y VI.
Material de Apoyo Historia Universal I
38
Casi en los mismos días, los cristianos
conmemoran la Pasión de Cristo, y los judíos, el
Éxodo de Egipto. La historia leyenda de la
liberación de los hebreos de la esclavitud en
Egipto, su larga peregrinación en el desierto bajo
la dirección de Moisés y su llegada a la tierra
prometida de Canaán en el siglo XIII a.C. ha
capturado durante siglos la imaginación de
revolucionarios y reformadores sociales en el
mundo occidental. La explotación y la corrupción
en la cual estaban sumidos los judíos en las tierras
del Nilo, el pacto del Sinaí y la conquista de la
libertad en la nueva patria, regresan una y otra
vez como imágenes inspiradoras en los discursos
y los escritos de los hombres y las mujeres cuya
imaginación ha sido encendida por la llama de la
revolución y la redención humana.
Frecuentemente la revolución ha sido imaginada
como una realización de las ideas del Éxodo, y
los libros que en el Antiguo Testamento relatan
la historia como un programa para la revolución.
La historia ha sido reinventada e interpretada
innumerables veces, sobre todo por creyentes que
encontraron en el texto no sólo un registro de los
actos de Dios en el mundo, sino una guía de acción
para el pueblo escogido, vale decir, para la vanguardia,
ellos mismos. Sus interpretaciones pueden ser equivocadas,
pero su efectividad para explicar su actividad
y encender la imaginación de otros hombres y mujeres
sometidos a la explotación y la pérdida de la dignidad
ha sido probada más allá de cualquier duda.
Los libros que narran el Éxodo han sido una
inagotable fuente de inspiración para las luchas de los
negros estadunidenses contra la opresión y la discriminación.
Algunos de nosotros recordamos todavía el
Let my people go! que Paul Robeson cantaba con su
profunda voz de bajo en los aciagos días del
macartismo. En los años sesenta y setenta, los predicadores
negros del Sur de Estados Unidos pronunciaron
innumerables sermones que encontraban en el
Éxodo abundante. inspiración para describir e interpretar
su gesta por la igualdad. El restallar del látigo
sobre las espaldas de los esclavos en las grandes
obras públicas; la rebelión de Moisés que mata al capataz
del faraón que golpea a un esclavo judío; la
resistencia de Ramsés II (1304-1237 a.C.) a dejarlos ir
y las plagas enviadas por Dios para vencerlo; la reticencia
de los ex esclavos a pagar el precio por la libertad
en sufrimientos y peligros; el pacto entre Dios y su
pueblo al pie del Monte Sinaí, codificado en los Diez
Ejercicios y sugerencias de aprendizaaje número diez
LA UTILIDAD DE LA HISTORIA
—EL MITO
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto de Enrique Semo “Exodo y liberación” publicado en Masiosare. Suplemento de la jornada. Domingo
30 de abril del 2000, página 12. Subraya con tinta negra aquellas palabras que no conozcas su significado, con rojo
el párrafo ( o párrafos) que consideres de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
— Aún en la historia mítica, es difícil sostener que necesariamente sirve sólo para el control de los pueblos pues
existen ejemplos donde es posible encontrar el enorme potencial liberador que puede contener esta historia,
podemos revisar en este sentido la recuperación e interpretación que Enrique Semo hace del Éxodo. Redáctalo
con tus propias palabras.
— Elabora un mapa conceptual ubicando las diversas interpretaciones revolucionarias que los reformadores le
han dado a este fragmento de la Biblia.
ÉXODO Y LIBERACIÓN
Enrique Semo
Historia Universal I Material de Apoyo
39
Mandamientos destinados a asegurar la justicia y la
virtud en el pueblo escogido; la llegada a la tierra prometida
que no es otra que el reino de la libertad aparecen
bajo mil formas en la voluminosa literatura que
acompaña a esos movimientos. Los sermones negros
contemporáneos se inspiran en una larga tradición que
se remonta a los días de la esclavitud y que incluye no
sólo la esperanza, sino también la alegría y la fiesta
asociada con ella.
Esas ideas y problemas están en los sentidos
sermones que sobre el libro del Éxodo pronunció el
monje radical Girolamo Savonarola (1452-1498) en ese
último año y que lo llevaran a su ejecución. Reaparecen
profusamente en los textos inspirados por las guerras
campesinas alemanas de principios del siglo XV y
en los argumentos más radicales de Juan Calvino
(1501-1564), uno de los importantes reformadores protestantes.
Están también presentes en la Revolución
Estadunidense. En 1776, Benjamín Franklin propone
que el Gran Sello de Estados Unidos muestre a Moisés
con su cayado levantado y al ejército egipcio ahogándose
en el mar, mientras que Jefferson proponía
una imagen más pacífica: la columna de judíos marchando
en el desierto guiados por los pilares de nubes
y fuego enviados por Dios.
El Éxodo juega un papel destacado en la teología
de la liberación latinoamericana. En los años setenta,
los trabajos más interesantes sobre el tema se
escriben en Argentina, Perú, Brasil y Colombia. Andrew
Kirk ha escrito una voluminosa obra sobre la centralidad
del libro del Éxodo en la teología de la liberación. Y el
teólogo argentino Severino Croatto escribe: «Si tomarnos
el Éxodo como nuestro tema, lo hacemos porque
en él la teología latinoamericana encuentra un sostén
central y una luz inagotable». En su libro Éxodo, La
hermenéutica de la liberación, sostiene que el énfasis
en la intervención divina en el Éxodo es propia al lenguaje
religioso y que no significa que las cosas hayan
pasado así en la historia. Según él lo que el texto nos
dice es simplemente que un proceso liberador que tiene
todos los rasgos de un suceso político puede ser
interpretado, o mejor dicho debe ser interpretado, por
una conciencia cristiana, como la voluntad de Dios.
El Éxodo es el relato de una liberación en la
cual los milagros juegan un papel, pero no es un suceso
milagroso en sí mismo. Los hebreos no son
mágicamente transportados en un tapete volador a tierra
prometida. Tienen que caminar durante décadas y
enfrentar obstáculos, crisis de conciencia, luchas internas.
que los llaman una y muchas veces, a tornar
decisiones en condiciones extremas. Éxodo no es un
relato de aventuras que se inicia y termina en casa,
como la Iliada, en la cual la esposa, el hijo y el sirviente
esperan, pacientes, el regreso del héroe. Para los
judíos, Canaán es una patria nueva. Nadie los espera
allá para acogerlos y no saben exactamente qué encontrarán.
El Éxodo no es el errar de un vagabundo,
es un viaje con una meta. No es como el Génesis la
historia de un individuo o una familia, sino la historia
de un pueblo. Moisés juega, es verdad, una papel importante,
pero no personal, sino político. Es el dirigente
de un pueblo y el mediador entre él y Dios.
Éxodo es una historia sobre esclavitud, rebelión,
libertad y la ley. La atracción de la historia del
Éxodo sobre generaciones de revolucionarios y radicales
está en su permanente movimiento de una situación
a otra. En su itinerario de la esclavitud a la libertad,
en la idea de un objetivo prometido, encuentran
una respuesta a sus propias preocupaciones. El movimiento
geográfico es fácilmente traducido en el movimiento
de un régimen a otro. El paso de Egipto, tierra
de esclavitud, a Canaán, tierra de libertad, se identifica
con el ascenso de la necesidad a la libertad. Éxodo
es el modelo para la historia del progreso, pero también
para una historia en la cual un pueblo, todos los
pueblos, se mueven de la tiranía al reino de la justicia.
Tomado de Masiosare. Suplemento de
la jornada. Domingo 30 de abril del 2000, página 12.
Material de Apoyo Historia Universal I
40
decisiones y las conductas de los poderosos.
Ayer como hoy, la crónica ha recogido sucesos
trascendentes cuando su trascendencia ha sido más o
menos inmediata. Pero sólo en nuestros días la relación
recoge los acontecimientos típicos de un momento
dado en la vida de los, pueblos…
La historia menuda, la petit histoire tan amada
por los franceses, es cada vez más practicada por nuestros
cronistas... También los devotos de Clío creen que
se pueden incorporar a la crónica los sucesos llamados
menudos tanto en el orden económico, como en
el político y en el de la cultura…
Las cortapisas las impone el arte de la crónica,
las reglas del juego que exige el oficio. Por supuesto,
el género de la crónica está comprometido con la verdad.
El cronista debe referir sólo acaeceres reales y
ceder los posibles a los cuenteros. El que la historia
vivida sea inalcanzable en su totalidad no exime a los
narradores verídicos de la obligación de sólo hacer proposiciones
ciertas y de no ocultar ningún sucedido importante.
El historiador puede permitirse el lujo de construir
mundillos históricos y de ubicarlos en el curso de
la historia, pero el cronista no tiene la obligación de
pegar ladrillos, que sí de darles forma apropiada y coc-
LA UTILIDAD DE LA HISTORIA
—LA CRÓNICA
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto de Luis González y González, El oficio de historiar, pp., 302-311. Subraya con tinta negra
aquellas palabras que no conozcas su significado, con rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres de más
difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
— Por supuesto que la crónica no puede catalogarse como una actividad inútil, cumple una función claramente
comprendida por quienes detentan el poder, además de proporcionarle información a los historiadores. Resuelve
la siguiente guía de lectura:
1.- ¿Cuál es la finalidad de la crónica?
2.- ¿La crónica está reñida con la verdad?
3.- ¿Quiénes son los principales proveedores de crónicas?
4.- ¿ Cuál es el futuro de la crónica?
Aún sin proponérselo, la crónica cumple con dos funciones
adicionales: le facilita al gobierno local, y algunas
veces al de la nación el conocimiento del entorno
humano que le permita una acción certera y justa. Si
las autoridades del municipio y del país nombran y a
veces pagan a los cronistas, es porque reconocen los
servicios que prestan a la autoridad, como experiencia
y como propaganda. Como es bien sabido, suele recoger
las acciones de una buena gestión administrativa.
Por donde se la vea, la crónica es siempre útil, máxime
la que no tiene pelos en la lengua. Es valiosa, en
sumo grado, para los historiadores que se llaman académicos.
Por propia experiencia sé que los cronistas
sirven en bandeja de plata la información requerida
para construir nuestras historias. Quizá a los historiadores
cuantitativistas y a los filósofos de la historia, la
narración cronical los tenga sin cuidado. Para otros
académicos y para los novelistas históricos es, sin
duda, la principal fuente de chismografía o de acercamiento
al pasado.
La buena crónica se ha vuelto un surtidor de
noticias de enorme fecundidad… Ahora todavía se consideran
como asunto central de los cronistas los sucesos
que influyen en el contorno social, sobre todo las
Ejercicios y sugerencias de aprendizaaje número once
LA CRÓNICA
Luis González y González
Historia Universal I Material de Apoyo
41
sía.» … Alberto Dallal dice que «desde el punto de
vista clasificatorio la crónica es un auténtico género
literario». El buen cronista suele hacer ejercicios de
lengua; procura llegar a un lectorio amplio, conseguir
la claridad y el gusto de la expresión y librarse de la
grasa de los oradores, y de la jerigonza de las ciencias
sociales.
Pero sólo por la manera de expresar la crónica
puede confundirse con la literatura. Algunos, por la
proclividad a lo anecdótico de los cronistas, sitúan la
crónica en el género periodístico, encuentran una enorme
similitud entre la historia narrativa y el reportaje.
Como quiera, el color amarillo de éste se distingue del
color azul de la crónica. En todo caso, el periodismo le
cuelga el nombre de crónica a las noticias de crímenes,
defunciones, bodas y encuentros deportivos de la
víspera…Aunque con menos ínfulas que los historiadores
que se dicen científicos, los autores de crónicas,
aún sin quererlo, organizan e interpretan sus narraciones.
La crónica o historia narrativa, revitalizada por
las técnicas orales de recoger información, por la mejoría
de los depósitos de documentos, por los reportajes
periodísticos, por la computadora, por el
profesionalismo y la especialización de los cronistas,
por la mayor libertad en el uso de la lengua y por la
utilización de los idiomas audiovisuales del cine y la
televisión, la crónica rediviva, parece que será en el
futuro próximo uno de los postres más demandados
por la inteligencia y el corazón del hombre de la
calle…La democracia, que suponemos a la vuelta de
la esquina, se mantendrá fuerte y saludable con buenas
dosis de cápsulas de información cronical que consuman
cotidianamente gobernados y gobernantes.”
Tomado de Luis González y González. El oficio de
historiar, p., 302-311.
ción suficiente, así como a cada una de las piezas
requeridas por la arquitectura histórico-científica.
El compromiso con la verdad exige grandes
esfuerzos de recolección, de crítica y de hermenéutica
de testimonios. Aunque una crónica se haga únicamente
con los propios recuerdos, se necesita hacer
una selección de los mismos y limpiarlos de las
adherencias que sufren con el tiempo. Como quiera,
la mayoría de las crónicas se sirven también de la
memoria ajena tanto oral como escrita. Los adelantos
conseguidos en la captura de testimonios orales son
de gran provecho para los cronistas.
Los principales proveedores de la crónica que
se escribe para durar son los reporteros y los fotógrafos
de diarios y revistas; para los cronistas actuales
todo es fuente, y por lo mismo su mayor problema es
el de seleccionar entre los abundantes testimonios que
acuden a su llamado… Algunos han hecho excelentes
crónicas de sucesos tan enormes como el de 2 de
octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas, pero
ninguno se basa en una investigación exhaustiva…
La crónica es, por definición, informativa; expone
sus noticias siguiendo el suceder real de la historia.
Con todo, hay numerosos cronistas que exhiben
discretamente sus opiniones sobre los sucesos que
narran…
Pero el cronista no debe suplantar la función
de los jueces… El cronista narra, como lo hace Capote
en A sangre fría, sin protesta ni indignación…
La crónica, como lo sugiere su nombre, está
comprometida con el orden cronológico, de épocas,
periodos y años. Los cronicadores que se dirigen al
gran público distribuyen su material a la manera de los
relatos en que suelen incurrir muchos novelistas y otros
hombres de letras y cuyos méritos residen en la exactitud
y la buena prosa, que no en el aparato erudito.
Los cronistas narran sin estridencias. Ninguna nota
distrae al lector…
Los cronistas aportan saberes rigurosos acerca
de los hombres que se nos anticiparon, pero el público
que los lee exige, además de rigor atractivo… Luis G
Urbina vio en la crónica una literatura de pompa de
jabón, «espuma retórica, sahumada por algún granito
de gracia […] No sé qué diablos [patrocinan la crónica]
[ que sin ser un género superior, requiere una expresión
pulcra, un temperamento vibrante, una observación
atinada, y, a ser posible, cierta dosis de fantaMaterial
de Apoyo Historia Universal I
42
LOS USOS DE LA HISTORIA
ALUMNO(A):...........................................................................................GRUPO:......
DENOMINACIÓN CARACTERÍSTICAS ALGÚN ARGUMENTO ALGÚN ARGUMENTO EJEMPLO
O “ESPECIE” DE PRINCIPALES A FAVOR INCLUIDO EN CONTRA INCLUIDO
HISTORIA EN EL TEXTO EN EL TEXTO
“ANTICUARIA”
“CRÍTICA”
“DE BRONCE”
“CIENTÍFICA”
OTRA
Me parece mejor la historia:................................................................................................................
por las siguientes razones: ................................................................................................................
...........................................................................................................................................................
Historia Universal I Material de Apoyo
43
. LA PERIODIZACIÓN HISTÓRICA
Ejercicios y sugerencias de aprendizaaje número doce
I.- Lectura y análisis
— Lee el texto de Fernand Braudel “La larga duración” en: La Historia y las Ciencias Sociales, pp. 60–106.
— Con la ayuda de tu profesor, subraya con tinta negra aquellas palabras que no conozcas su significado,
con rojo el párrafo ( o párrafos) que consideres de más difícil lectura.
— Elabora un listado con las palabras que no conozcas y búscalas en un diccionario.
— Identifica los distintos tipos de duración que propone el historiador representante de la escuela de
los Annales.
— Anota lo que entendiste sobre la corta duración, la mediana duración y, la larga duración.
— Para la siguiente actividad, debes tener presente que el objetivo es la comparación entre las dos formas
principales de periodizar: la tradicional y la del materialismo histórico. Esta comparación comprende la confrontación
de criterios de periodización, las fechas, e incluso la existencia o no de algunas similitudes.
Instrucciones:
— Investiga con tu equipo, los criterios de la periodización llamada tradicional, y las fechas que
separan cada periodo.
— Haz lo mismo respecto a la periodización del materialismo histórico.
— Realiza un cuadro comparativo entre ambas periodizaciones.
— Elabora un mapa conceptual sobre las distintas formas de periodizar.
Material de Apoyo Historia Universal I
44
Dividir un proceso continuo como la historia, es una
forma de racionalizarla, de captar la esencia de su
desenvolvimiento, los elementos de cambio y las características
de cada etapa. Se trata de una operación
básica del proceso de análisis que consiste en separar
las partes de un todo para estudiarlas y, después proceder
a su unión (a la síntesis).
Entendemos por periodización histórica a la división
del desenvolvimiento histórico en determinados
periodos (o etapas) cronológicos, que no necesariamente
abarcan la misma cantidad de tiempo cada uno
de ellos.
Existen diferentes maneras de estudiar la historia,
distintos enfoques teóricos que parten de: ¿cómo
se concibe una sociedad?, ¿qué factores provocan los
cambios históricos?, ¿hacia dónde va la historia?, etcétera.
Es necesario que sepas que cada enfoque teórico
de la historia tiene su propia forma de periodizar,
es decir, de dividir a la historia en periodos.
Entre esos enfoques tenemos al positivismo,
al historicismo, a la escuela de los Annales y al materialismo
histórico principalmente. Existe una
periodización histórica tradicional utilizada por la mayoría,
ésta tuvo su origen de la siguiente manera:
“A Christoph Keller (Cellarius) se debe
básicamente la división de la historia más
divulgada y aún hoy vigente. En su libro
Historia medii aevi (1688) distinguió una
Antigüedad –desde los orígenes hasta la
decadencia de la cultura clásica (más concretamente
hasta la muerte de
Constantino el Grande, 337)-, una Edad
Moderna –los tiempos que se inician cuando
aquella cultura renace tras un largo
eclipse- y los tiempos medios, designación
notoriamente despectiva que designa
ese eclipse, precisamente...Ya en el
siglo XIX comenzó a fijarse el fin de los
tiempos modernos en la Revolución Francesa
(1789) y a designarse la nueva edad
con el nombre de Contemporánea...esta
periodización es deficiente en su terminología
-adviértase, por ejemplo, que “moderna”
y “contemporánea” significan lo
mismo: nuestro tiempo- y arbitraria en la
elección de las fechas. Más grave aún es
el error de haberla considerado una división
de la historia universal, cuando sólo
tiene en cuenta la historia europea.”51
En la periodización tradicional, la precisión
cronológica es bastante arbitraria en cuanto a la selección
de hechos históricos, veamos: la Prehistoria abarca
desde los primeros hombres hasta el final de la edad
de los metales; la Edad Antigua trata lo que va desde
el desarrollo de un sistema de escritura en China aproximadamente
por 1700 a.n.e. (antes de nuestra era) a la
caída del Imperio Romano de Occidente en el 476
d.n.e. (de nuestra era); la Edad Media, de 476 a la
caída de Constantinopla y el Imperio Romano de Oriente
en poder de los turcos en 1453; la Edad Moderna,
de 1453 y otros hechos importantes (invención de la
imprenta, descubrimientos geográficos y rebelión luterana)
sucedidos alrededor de la fecha citada hasta la
Revolución Francesa en 1789; y, la Edad Contemporánea,
de 1789 hasta nuestros días.
Por otra parte, el materialismo histórico propone
una periodización basada en el criterio económico
que es utilizado para dividir las etapas históricas en
formaciones económico-sociales y que consta de las
siguientes: comunal primitiva, esclavista, feudal y,
capitalista. Cada etapa histórica -en cada uno de sus
enunciados- proporciona información de la época tratada,
es decir, plantea la problemática de la realidad
histórico-social.
Al analizar esta propuesta de periodización, en
la que: formación económico-social es una etapa histórica
de una totalidad concreta ubicada en las dimensiones
temporal y espacial, en la que las fechas y los
lugares se tienen sólo como puntos de referencia. Con-
LOS PROBLEMAS DE LA PERIODIZACIÓN EN LA HISTORIA
José Alberto Casillas Echeverría
Bernabé Ocampo Castro
Román Arturo Sánchez Morales
Historia Universal I Material de Apoyo
45
sideramos que toma en cuenta tanto al aspecto causal
de la economía –determinante en última instanciacomo
al aspecto social que es donde recaen las consecuencias
de las actividades humanas. Así, la formación
económico-social comunal primitiva se refiere a
una etapa histórica en la que la organización social
era en común, es decir, que las actividades de esos
primeros grupos humanos eran más o menos iguales
para todos sus miembros; la esclavista en la que los
esclavos constituían la base del sistema productivo;
mientras que las tierras lo eran para la formación económico-
social feudal y; asimismo, el capital para la
correspondiente capitalista.
En lo relativo a la precisión histórica, el materialismo
histórico señala que se debe hacer notar que la
realidad histórica es tomada como un proceso por lo
que la formación económico-social comunal primitiva
abarca los procesos que van desde el homo sapiens
sapiens hasta el desarrollo de las primeras grandes
civilizaciones como fueron las de las civilizaciones
mesopotámica, egipcia, china, hindú principalmente;
la esclavista que trata acerca de las sociedades griega
y romana -con sus zonas de influencia- hasta su decadencia;
la feudal que considera el desarrollo de la región
de Europa occidental que, incluidas sus colonias,
hacen variar los momentos históricos en que terminan
sus procesos locales; la capitalista que es la etapa
vigente desde la realización de las revoluciones burguesas
triunfantes hasta la actualidad, en la que se
incluyen elementos revolucionarios que son factores
de cambio que se han ido presentando desde 1917 y
que han dado como resultado un nuevo modo producción
transicional que se ha denominado como socialista
y que debe ser la plataforma económico-social
que propicie la nueva etapa histórico-social.
En relación con la periodización tradicional, Juan
Brom —reconocido catedrático de Ciencias Sociales
en la UNAM— hace notar algunas similitudes de la
misma con la del materialismo histórico mediante un
breve texto:
“La observación de la periodización señalada
para la prehistoria revela que se funda
en la consideración de los aspectos
básicos de la vida humana en
sociedad...Al aplicar el mismo criterio al
periodo histórico propiamente dicho se
obtienen también resultados satisfactorios.
La Edad Antigua clásica, que abarca
desde los imperios del Cercano Oriente
(Mesopotamia, Egipto, etc) hasta Grecia
y Roma, coincide en lo fundamental con
la primera división básica de la sociedad
humana en clases claramente definidas
y, en un periodo, con la esclavitud como
forma importante de su estructura. La
Edad Media es, propiamente, el periodo
de organización feudal, basado en la servidumbre.
Le sigue el periodo de debilitamiento
del poder feudal y de la servidumbre,
que caracteriza la Edad Moderna; y
la Edad Contemporánea tiene como formación
económico-social característica el
sistema de libre empresa, el capitalismo.
Las últimas décadas han visto la aparición
de una nueva organización de la sociedad,
el socialismo, cuya consolidación
justificará, indudablemente, que se le considere
un nuevo periodo. Sin embargo,
dada la brevedad del tiempo transcurrido
desde su instauración en una parte de la
tierra no es indispensable todavía, con fines
de estudio, establecer este nuevo
periodo.”52
En cuanto al enfoque de la escuela de los
Annales, un historiador francés llamado Fernand
Braudel ha aportado lo relativo a una clasificación de
la duración del tiempo histórico que divide en tres cortes
históricos: corta duración, mediana duración y larga
duración, que han contribuido a una mejor comprensión
de los procesos históricos dentro de la
periodización.
Un hecho a considerar es, que independientemente
de los criterios de periodización que se utilicen,
lo que implica una visión que los avale, se puede afirmar
que las etapas se caracterizan por tener alguno o
varios rasgos en común. Un periodo histórico se caracteriza
por tener cierta unidad, ciertas características
comunes, que pueden ser de tipo económico, político
o cultural. Es como el eslabón de una cadena
que debe quedar perfectamente conectado a los demás
eslabones de todo un continuo que es el proceso
histórico. Por todo esto, un periodo no es algo que se
nos ocurra, sino algo que somos capaces de distinguir
Material de Apoyo Historia Universal I
46
en su esencia, que está acorde con la realidad histórica.
Es evidente que los periodos existen, o más bien
han existido: no es lo mismo la etapa prehispánica
que la colonial o la porfiriana como parte de una
periodización de la Historia de México. Queda claro
que en cada una de ellas hubo ciertas estructuras,
procesos, contradicciones, luchas, valores e incluso
formas de producir y de vivir; esto es lo que debe captar
una buena periodización.
Otro aspecto principal de este tema de la división
de la historia en periodos es que el historiador
puede aplicar los criterios de periodización al estudio
de los fenómenos de la historia universal, de la nacional
o de la regional, así como de un proceso histórico
cualquiera, como puede ser una guerra o una revolución.
También puede periodizar otro tipo de problemas
concretos de acuerdo con sus necesidades: ciclos económicos,
tendencias artísticas, etcétera. Se trata de
aplicar en nuestra división por etapas los dos criterios
principales de la historia: el concepto de tiempo y el
de espacio.
51. Jorge L García Venturini, ¿Qué es la
filosofía de la historia? p. 67-68.
52. Juan Brom, Para comprender la historia,
p. 50-51.
NOTAS
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